

Paceño y quién-sabe-un-día brasileño. Quiso ser escritor hasta sus 20 años, cuando el mundo habló más fuerte y se lo llevó a rodar por sus recovecos. Vivió en Niterói y Rio de Janeiro, Brasil, y continuó intentando construir su casa en Suecia, Sudáfrica y Nueva York. Es internacionalista, interculturalista y aún mantiene el alma de escritor en permanente necesidad de que le corrijan el portuñol.