Crítica
La mención especial del Concurso de Crítica Amateur de Teatro, convocado por el Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz 2023 y la Revista Rascacielos, es para Rebeca Obando Flores (Reb). El jurado destacó la simpleza con que la autora consigue introducirnos al maravilloso viaje propuesto por Kafka y la muñeca voladora.
Fotografías de Souza e Infantas
Todo el mundo tiene historias que contar, incluso aquellos de quienes no esperamos que las tengan. Una muñeca, por ejemplo.
Ésta tomó la decisión de salir en busca de aventuras adonde fuera que la llevara el camino y por eso dejó a su dueña sin compañera de juegos. O eso fue lo que le contó Kafka a una niña que acababa de perder su muñeca y que estaba sufriendo por ello.
De esto trata la obra dirigida por Cristian Mercado, cuya puesta nos hace olvidar la lógica de los objetos para reemplazarla por la de la imaginación, esa que tiene un niño al momento de jugar y que hace que aún lo inanimado adquiera vida.
El principal escenario de Kafka y la muñeca voladora es un comedor cuyos utensilios se irán transformando, a la vista del público, en personajes con solo ser tocados por las actrices, como pasa cuando juegan los niños y prestan sus voces a las cosas. Me hizo sentir nostalgia al recordar ese tiempo que uno pasa en su infancia, cuando se tenía la habilidad de convertir cualquier lugar en el escenario para jugar y crear historias entretenidas con giros inesperados. Esa capacidad que queda en tu niño o niña del pasado, cuando no dejabas de transformar, crear e imaginar.
A diferencia de las aventuras de la infancia, en esta obra teatral la música en vivo marca las emociones del momento y la transición de las escenas, además de que los músicos ponen la voz para ser conciencia de los personajes.
Y las luces juegan también para guiar la atención sobre esos objetos y, colores mediante, dan el ambiente según la situación vivida por los personajes.
Sobre los colores, ahí está la elección del vestuario, en tonos apagados o alegres, según la personalidad de cada personaje.
Y la interpretación, claro, que me envolvió al punto de hacerme imaginar los escenarios descritos en la aventura, o ver, por ejemplo, a dos niños inmersos en su juego. Cada personaje se desenvolvió tan bien, que olvidé que eran sólo dos personas interpretando tanto en voz como en expresión corporal a personajes, completamente opuestos uno del otro. Llegué incluso a pensar, en un principio, que había un tercer actor o actriz.
La capacidad del grupo para envolver al público en la historia, fomentando la participación de los niños, nos hizo sentir parte de la trama. Y, si para los pequeños la obra ha debido ser como una continuación de sus juegos, para los adultos implicó dejar atrás la lógica que, de imponerse, nos hubiera hecho perder la diversión de escuchar a una tacita parlanchina, o la tristeza por la pérdida de algo querido que, como la muñeca, nos deja para que vivamos otras muchas aventuras.
FICHA TÉCNICA:
Obra: Kafka y la muñeca voladora. Basada en el relato “Kafka y la muñeca viajera” de Jordi Fabra.
Adaptación dramatúrgica: Soledad Ardaya y Marta López.
Dirección: Cristian Mercado.
Dirección musical: Bernardo Rosado.
Grupo: Phajsi Teatro.
País: Bolivia.
Músicos: Cristian Mercado y Bernardo Rosado.
Actrices: Erika Andia y Claudia Ossio.
SINOPSIS:
Franz Kafka conoce a Elsie en un parque. La niña está angustiada porque ha perdido a su muñeca, así que el escritor decide inventar una historia: la muñeca decidió viajar, pero no olvida a la niña, así que le escribe cartas en las que va contando sus aventuras.