¿Y qué de las mujeres que soportan las infidelidades de pareja por miedo? ¿Qué de la repuesta del entoro ante la violencia machista? El espectáculo está servido mientras suman los feminicidios.
Tengo una vecina con el mismo nombre de la famosa cantante, no con 100 millones de seguidores en Facebook, pero sí con un infortunio similar: también le pusieron los cuernos. No hizo público el desengaño. Total, ¿para qué?, se pregunta. Duda que a alguien le importe. Ni siquiera a los 2.000 amigos que tiene en Facebook.
Vacila, porque tiene ganas de contar su desgracia, pero la incertidumbre la apresa. Especialmente porque no cree en la cacareada solidaridad/sororidad de sus amistades.
Ella es boliviana y apoya parte de su creencia en los ocho feminicidios que se han cometido en Bolivia en lo que va de 2023 y en los más de 90 perpetrados en 2022.
Sabe que su vida corre peligro. Permitió los “cuernos” del marido porque escuchó a su madre, a sus tías, a sus madrinas y a sus abuelas decir que hay que “aguantarle las canitas tiradas al aire” al marido, a nombre de la unión familiar y de los hijos.
Entonces, mi vecina, la no famosa Shakira, aguanta los sarcasmos, los insultos y los golpes que recibe cuando su pareja y marido llega borracho, luego de algún encuentro con amiguitas y amigotes.
Sospecha que, si arma quilombo, puede aparecer como víctima de un feminicidio, aunque no cree que será titular de noticia o que su nombre se viralice y puedan sus hijos, a su nombre, facturar su desgracia.
Es posible, inclusive, que si la noticia llega a los medios de comunicación, el crimen sea titulado como pasional, debido a unos celos fundados por parte del marido, porque éste ha sido “víctima” de una mujer que claramente es una loca, una mentirosa, una descocada o una coqueta que, cierto o no, se ha encamado con cientos de hombres.
Sospecha que, si arma quilombo, puede aparecer como víctima de un feminicidio, aunque no cree que será titular de noticia o que su nombre se viralice y puedan sus hijos, a su nombre, facturar su desgracia.
Clara-mente, ella nunca será catalogada como una conquistadora, hábil en las artes de la seducción, tal cual son catalogados miles de hombres, en todo el mundo, sino que su marido será la víctima.
Porque así de retorcida es una sociedad que condena a la mujer y perdona al hombre.
Es una sociedad retorcida porque vive mediante la Shakira famosa, levantando el pulgar hacia arriba, celebrando la supuesta victoria de la cantante, a nombre de todas las que no pueden decir esta boca es mía.
Es, asimismo, una sociedad inconmovible frente a cientos de madres que no reciben la pensión familiar correspondiente o la ayuda de una mano amiga que correrá a socorrerla cuando no tiene nada para comer.
Triste momento en el que celebramos un ajusticiamiento mediático al infiel Piqué, pero no somos capaces de impedir palizas brutales propinadas a las mujeres o revictimizaciones que hace la fiscalía con las mujeres violadas, o de pedir juicios justos para dignatarias de Estado.