Bajo el amparo de una mirada encendida
Me hace recuerdo a la canción Mi corazón en la ciudad, de la Matilde, porque la Bolivia que encontró cuando llegó hace ya 46 años era un volcán encendido, donde había sueños descuartizados y sus minutos iban volando al encuentro del destino. Vaya año para llegar. La profesora de piano, la vasca y exmonja, hizo un trueque de dictadores en su vida: pasó de Franco a Banzer. Pero el alma activista que trajo de su tierra siempre será la misma.
Hace poco vi a Amparo Carvajal alzando la bandera y mirando orgullosa el poder de una convocatoria, pero también con una mirada que se mezclaba con la historia de haber visto tanto muerto a sus pies, y con ese capricho convencido de querer hacer lo justo. Le ofrecieron una silla para sentarse, agradeció, pero no se sentó, siguió apoyada en el bastón que la sostiene hace algunos años y continuó mirando sorprendida a la gente. Ella no habla con venganza, ni odio –exclama a la multitud- sino que cree que es necesario luchar por esa justicia que no camina. Cuando le tocó decir lo suyo, pidió un minuto de silencio, y en ese momento me la imaginé rezando en las noches en un cuarto sencillo o en la celda de algún preso o en la selva desolada o entrando a la Cruz Roja.
Mirarla así es repasar la historia de Juvenca y esas pequeñas oficinas, es visualizarla entrando y saliendo de la cárcel de San Pedro con datos, con papeles, con mensajes, con soluciones concretas para muchos detenidos. Después de estas sensaciones, no es fácil comprenderla completamente toda, porque carga muchas muertes en su blusa y su falda negras, como si fuera una viuda de los que nunca pudo encontrar, como si fuera una huérfana de aquellos que mató Franco, como si fuera la madre que guarda un luto permanente como testimonio de rebeldía.
Nada le impide, hoy, clavar su bastón firme para seguir caminando y seguir escuchando a los muertos, los que carga en la memoria y en documentos de aquellos que dejó en Europa y de los que no enterró jamás en nuestra patria. En ese llanto contenido estarán todos los líderes que conoció en casi toda Europa; en Domitila, a quien acompañó a Suecia destilando su Si me permiten hablar; en Luis, el compañero catalán que tuvo la muerte más triste; y en aquellos ciudadanos que hoy se le acercan para agradecerle por haberlos ayudado cuando estaban enjaulados.
Lo que fundó en 1976, junto a muchos guerreros, permanece bajo el amparo de sus convicciones. La Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia será por siempre el lugar donde todos encontraremos su antorcha encendida.
Hace algún tiempo le dijeron fascista, sin haber revisado siquiera algunos testimonios de aquellos a quienes cobijó, sin haber revisado siquiera las hojas de nuestra historia. Le sorprenden ese tipo de actitudes, pero no le importan: ella pudo decir durante años, todo, absolutamente todo lo que no pudo decir su amigo Luis Espinal.
Hubiera querido ser solamente su bastón .. Mujer entera , madre de todos , estás de de vigilia en la puerta de tu casa , ya pasaron …pero solo la puerta , jamás el alma de los derechos .
Te acompaño a la distancia , no sentada estamos paradas para volver a marchar .
Gracias
¿Quién puede dudar de la integridad de esta mujer testaruda que no cede ante el poder de nada ni denadie? Sus detractores son gente de la peor calaña, sin un ápice de autoridad moral para apuntar el dedo índice en contra de ella.
Les escribo desde Cochabamba para rendir un pequeño homenaje a Doña Amparo Carvajal, Ud. no me conoce directamente, pero yo la admiro, la respeto y considero que nadie en éste país se encuentra a su altura porque nadie más que Ud. ha hecho una labor tan profunda, tan entregada, integra, honorable, valiente y ha desafiado al poder como nadie ha podido hacerlo en la cantidad de veces que Ud. enfrentó todas las dictaduras.
Qué pena que los ojos de la gente que se encuentra en el gobierno sea tan reduccionista, tan acortada, tan envilecida con el poder. como si éste durara toda la vida. Más temprano que tarde, también caerá esta dictadura y ojalá las venganzas no sean de la misma forma que el actual gobierno.
Yo soy abogada, se que no en vano hemos luchado por la justicia, ésta está adormilada y sometida, pero no creo que este mal dure 100 años. Doña Amparito, Ud. goza del cariño, del respeto de éste país por la investidura que ha ganado a lo largo de su entrega por la defensa de los derechos humanos, su convicción democrática y su lucha inclaudicable.
El problema de los derechos humanos va con los principios y la moral.pero es algo que con los años se curte como el vino y el cuero.Viva Bolivia con derechos humanos o viva el Estado Plurinacional con Derechos humanos !!!porque la historia cambia y todos cambiamos,todos nostransformamos seguna pasa el tiempo o los acontecimientos.
Una mujer en todo el sentido amplio de la palabra. Muy por encima de la ignorancia e ineptitud de cualquier funcionario o marioneta de la dictadura actual que le toca vivir. Sigue adelante, todavía tendremos mucho que hablar de la grandiosa Amparo Carvajal.