Boris Rodríguez integró las míticas bandas paceñas Black Byrds y Loving Dark’s. Cierta vez, su magia nos hizo creer que una de las canciones de los Stones era suya. Así era el “Borisviano” y su inolvidable batería.
domingo, 19 de julio de 2020
Marco Basualdo
Texto y fotos
Fue uno de los fundadores del movimiento nuevaolero y rockero local y, además, pilar de uno de los grupos fundamentales en la historia del rock argentino, cuando los Santaolalla, Tokatlian y Bordarampé adoptaron a un desconocido en suelo porteño llamado Boris Rodríguez, a quien rebautizaron como “Borisviano” (por nombre y nacionalidad, obvio), para formar la mística banda Arco Iris. Esto, más su paso por dos de los conjuntos primigenios en la historia del rock boliviano, Black Byrds y Loving Dark’s, lo señalan como uno de los precursores en una historia difícil y en un contexto complicado para el sonido de los altos decibeles en el país. La madrugada de este 16 de julio, el día de la ciudad que tanto amaba, su corazón dijo basta. Y con él se fue parte de la gesta del rock & roll de un país casi siempre ingrato con sus artistas.
Boris nació en La Paz el 9 de octubre de 1945 y vivió en su casa de Miraflores hasta sus últimos días. Desde muchacho demostró una habilidad natural para la instrumentación y los artefactos electrónicos, que empezaban a cambiar los hábitos de aquella su generación del siglo pasado. Durante su adolescencia fue parte de una empresa de amplificaciones llamada La Récord, con la cual solía alegrar diversos eventos sociales desde fiestas de quince años hasta aniversarios patrios o de colegio. Él mismo se había fabricado además una batería, y junto a sus bongos y panderetas acompañaba la música que vibraba desde los altoparlantes en un show que era completado con fonomímica por algunos amigos “nuevaoleros”.
Él mismo se había fabricado además una batería, y junto a sus bongos y panderetas acompañaba la música que vibraba desde los altoparlantes en un show que era completado con fonomímica por algunos amigos “nuevaoleros”.
De esta manera, el alto y delgado de Boris era reconocido en el ambiente por su destreza con la percusión, y aún joven fue invitado por el radialista “Micky” Jiménez, que por aquel entonces también se desempeñaba como empresario de espectáculos, para que se integrara al grupo chileno Los Fénix, pues el baterista de aquella banda transandina había retornado a su país sin brindar mayores explicaciones, dejando al resto con algunos compromisos por cumplir.
A mediados de 1965 conoció a los músicos Javier Saldías, José “Pepe” Eguino, y Fernando Peña, con quienes daría vida al grupo The Black Byrds, notoriamente influenciado por el grupo estadounidense The Ventures. Juntos (The Black Byrds) circularon por los pocos escenarios que ofrecía la ciudad, entre ellos fiestas particulares y salones de baile como el ABC del paseo de El Prado, que los tenía como animadores de las “salteñadas” domingueras. Los muchachos lograron impactar en grande con su propuesta, pese a que hasta ese momento no era muy usual ver a jóvenes bolivianos adoptando la moda beat, que empezaba a cambiar a la juventud del mundo de Occidente. Aquel grupo logró grabar tres discos EP hasta desaparecer en el año 1968. Pero su carrera no iba a concluir, de ninguna manera.
The Black Byrds circularon por los pocos escenarios que ofrecía la ciudad, entre ellos fiestas particulares y salones de baile como el ABC del paseo de El Prado, que los tenía como animadores de las “salteñadas” domingueras.
Viajó a Buenos Aires para estudiar electrónica, y en sus paseos de bohemia conoció al guitarrista y compositor Gustavo Santaolalla. Éste, junto a Ara Tokatlian (vientos) y Guillermo Bordarampé (bajo), lo invitaron a formar parte del grupo Arco Iris, con quienes se presentó en algunos centros culturales y boliches de la noche porteña como la revelación de la escena con su propuesta folk-rock. Pero tras algunos meses de inolvidables presentaciones, sus estudios culminaron y debió retornar a Bolivia. Una vez en suelo paceño conoció a otros músicos como el guitarrista Félix Chávez, quien también había retornado de Argentina. Juntos dieron vida a uno de los grupos más exitosos de la farándula paceña y nacional, los Loving Dark’s. Grabaron su primer EP con una versión acelerada donde destaca la batería, desde un inicio, del tema Complicated de The Rolling Stones, el cual fue considerado durante mucho tiempo como de autoría propia del cuarteto paceño. El impacto fue tal que Loving Dark’s se hizo acreedor a un Disco de Oro por la venta que le significó esa su primera producción. Con los Loving grabó tres EP´s y un disco compacto en el 2003 que compilaba toda su trayectoria junto a los “amantes de lo oscuro”.
…y en sus paseos de bohemia conoció al guitarrista y compositor Gustavo Santaolalla. Éste, junto a Ara Tokatlian (vientos) y Guillermo Bordarampé (bajo), lo invitaron a formar parte del grupo Arco Iris, con quienes se presentó en algunos centros culturales y boliches de la noche porteña como la revelación de la escena con su propuesta folk-rock.
La suya fue una carrera sin pausas, con rupturas y retornos; tuvo dos regresos de gloria con ambas bandas, como el producido con Loving Dark’s en los años ’90, con Félix Chávez, Pedro Sanjinés en los teclados y Mario Acebo en el bajo, cargando su acostumbrado repertorio de rock clásico. Y el retorno en el nuevo milenio con los Black Byrds Saldías-Eguino, por invitación de un grupo de residentes bolivianos en Virginia, Estados Unidos, cuando se animaron a ofrecer algunas actuaciones en ciudades de aquel Estado. Y el 2015 tuvo un recordado y nostálgico encuentro con su amigo Santaolalla, después de más de tres décadas, en ocasión de la visita de éste al país para brindar un show exclusivo.
Y el 2015 tuvo un recordado y nostálgico encuentro con su amigo Santaolalla, después de más de tres décadas, en ocasión de la visita de éste al país para brindar un show exclusivo.
Pero los últimos meses lo tuvieron muy delicado de salud. Una cardiopatía a la que se sumó la presión alta producto del estrés debido al encierro obligado en cuarentena, lo fueron debilitando. Hasta que finalmente todo esto desembocó en un paro cardíaco este jueves 16, según contó su hijo Ernesto. “Amaneció bien y se volvió a dormir. Y no despertó más. Pero siento que se fue en paz”. Con Boris se fue parte del rock nacional.
- Marco Basualdo es bonaerense, hijo de bolivianos. Como periodista, hizo del desarraigo uno de sus temas preferidos. Escribió Rock boliviano: Medio siglo, donde registra esa complicada aventura de los altos decibeles en el país.