Fotografía de Sara Aliaga
Con su piel color miel, con sus ojos de Navidad, con su miski sonrisa y su porte de maestro entre los changos (des)carriados en sus carriles de teatro callejero y trotamundos, el Iván responde a nuestras palabrejas. Lee, siente y escribe.
AFUERA.– Incrustarte en el corazón de la multitud que atraviesa cuerpos, calles, piedras, edificios, espacios y tiempos sin tiempos. El silencio obligatorio germina grietas y gritos que irrumpen y hacen de los invisibles reyes de la gestación de lo posible.
BICICLETA.– Dice una pared del Trono: “la vida en bicicleta es más emocionante”. Llegaron y labraron en las rutas de nuestros cuerpos, huellas profundas de pedales, palabras de quijotes sobre ruedas. Payasos que siembran sonrisas agrietadas de polvo y frío; emociones congeladas en plazas; los viejos troneros cabalgan sobre ruedas las primeras obras que hoy florecen.
COMPA.– Seremos una Comunidad de Menores Productores en Artes y con el tiempo creceremos y eso de menores dejará de ser. Hace 29 años dibujábamos en el piso con una tiza casas gigantescas, viajes por el mundo, obras fantásticas, quimeras irrealizables en medio de una multitud de curiosos harapientos que reía todo el tiempo. Hoy caminamos y palpamos todo aquello y vamos por más, intentando hacer de nuestras vidas un Arte de Producir Comunidad.
CH’ILA.– Arrugas, achachi, abuelo, puñete, korota de hipopótamo, pitufo, y otros nombres que brotan de los labios de Ángel el Fantasmita. Un ping pong de insultos y a cada réplica carcajadas de la tropa. Para decir Chila es imprescindible decir Fantasmita. Pareja de actores celebres del Teatro Trono. Hoy el Chila es el fantasmita de nuestra casa, desde que se graduó en la universidad como modelo de principiantes de medicina.
DESHECHO.– Lo inservible, la basura, es el invento comercial más lucrativo de todos los tiempos. De los escombros de lo inútil, hace casi 30 años, nos regalamos y compartimos juegos, arte, sueños, porque todo, absolutamente todo, puede volver a ser, renacer; hasta la mierda es útil.
EUCALIPTUS.– A contrasentido, son álamos que acarician el cielo. Sembrados en el pueblo de transportistas que acarreaban palos de eucaliptus atravesando la inmensidad del altiplano. A contrasentido mi viejo murió años después sembrando esperanza en la soledad de la impostura. Hoy sus álamos bailan con la diablada, los abuelos que los visitan, los fantasmas que reclaman enderezar tantos contrasentidos.
FAMA.– Cada pueblo regala sus mejores abrazos a los héroes errantes, los acunan con aplausos, comida, fiesta inmemorial, y un morral de vianda para el camino. Los cantos nunca mencionan sus nombres; algunos niños juegan imitando las travesuras soñadas que fueron repartidas; así la semilla ha sido incrustada en los nuevos errantes que juegan.
GRITO.– Solo es posible entender las catacumbas cuando el silencio, las sombras, forman parte de los diálogos escondidos. Emergen como volcanes ocultos, la lava que enciende los pasillos del silencio. Acude a mi rostro el espanto de la despedida, las tropas de guardatojos, las calles con remolinos de polleras, los ataúdes en fila, mientras las madres desgarran sus obscuros velos. Mi madre tiene un nudo en la garganta y un silencio que le impide emitir su asombro, hasta hoy en día.
HIGUERA.– Me mira a los ojos a tiempo de regalarme su último abrazo, deletreándome el título del libro, señalándome la boina, la estrella, y esa sonrisa enigmática de Gioconda con bigotes de Cantinflas. Hasta hoy sigue siendo un guía en los pasos que defino, pero no es ni el libro, ni el personaje emblemático de la cubierta, sino la dulzura heroica de su sonrisa con lágrimas, y su propia Higuera que construyó con sus firmes pasos.
ILLIMANI.– Viejo amante que encandila pasiones, atrapa miradas, abrazado en comparsa con sus hermanas de la cordillera, me obliga cada mañana a reverenciarlo. Su reflejo en las pupilas de Ivanita que me reclama observarlo, me dan cuenta que la historia se repite, y accedo voluntariamente a su encanto.
JEFE.– Servil o mandante, eso deletreo en los cuerpos, las miradas de la gente que nos rodea. Las escuelas y academias del mundo, caminos hacia el mando.
KUSILLO.– La fiesta que resquebraja al jefe que controla el cotidiano mundano. La máscara, el juego que descubre los múltiples otros que anidan, cohabitan adentro de esta coraza llamada cuerpo. Un volcán que erupciona en los múltiples que somos.
LÁMPARA.– De la hecatombe del olvido, juegan los niños en medio del frío que congela, el viento que abraza el esqueleto. Brillan sus risas y sus palabrotas; si te pones en medio, te ilumina la fuerza de su decisión que quema. Chispa de una rebeldía de creatividad incesante.
MICROSCOPIO.– La total ausencia de mirar hacia la profunda intimidad de las cosas que los políticos ignoran. Solo los discursos panorámicos, ideologizados de verborrea racionalmente correcta. Viajar a la profunda semilla, es perentorio.
NOGAL.– Mi padre sembró árboles, hoy enormes, que puedo abrazar simulando su cuerpo ausente. Cuando Teoponte lo reclamó, dejó su cuerpo como semilla. Hoy aún lo busco en medio del tiempo, la memoria, la selva. Dijo a su perpetrador “por favor, di a mis hijos, a mi familia, que los quiero mucho”. Verdad que siempre lo supe, pero atraviesa como cuchillo al leerlo en la prensa después de 45 años. Un nogal escondido florece allá lejos, aquí en cada paso personal y colectivo.
OMBLIGO.– Pasados los 50 años, reconozco que soy, solo si mi madre acompaña mi aliento cotidiano. Cuido de ella en este ayni de vida, reciprocando su infinita paciencia. Soy, somos, el centro de gravedad de este universo, Yo, Ana, Claudio, Ivana, Tania, Bambina, Samy, Teatro TRONO y COMPA.
PÚBLICO.– Desde bambalinas de la vida, mi guerrillera cotidiana está atenta a cada pulso y aplauso que cosechamos. Hoy con un bastón que la ralentiza, no le impide estar primera en la fila. Más que cualquier halago o nota de prensa, disfruto sus palabras, su emoción, su militancia de compañía.
SOCAVÓN.– Memorias de rebeldía indígena, minera, femenina, juvenil y de creatividad incesante, eso es El Alto. Dicen que las artes te hacen volar, por eso en los cimientos de nuestra casa construimos galerías mineras, como raíces que expliciten el nacimiento de las alas.
TABLAS.– Cargamos desde la feria con el Marcos, puertas, machimbre, ventanas, balcones, portones, chucherías. Un día nos dijeron que la casa acabó siendo un tributo a la Feria 16 de julio. Pasión por el teatro, por las tablas, la casa en su integridad es un laberinto de una dramaturgia espacial de innumerables memorias.
UMSA.– Bajar a pie desde El Alto, subir para almorzar, otra vez bajar, ¡mierda, se me olvidó la tarea!, volver a subir a recogerla, bajar para entregarla, subir en patota diseñando rutas de la ineluctable revolución, debatiendo marxismo, altruismo, nomeimportismo y la próxima reunión con los chicos revolucionarios del barrio aristocrático.
VISA.– Pronta pieza de museo. Se diseñen performances que sean anuncios premonitorios, en pasaportes comunitarios que celebren los saberes y conocimientos circulando sin academia que las jerarquice, más bien pluriversidades que las abracen. Y comunidades a manera de consulados y embajadas de la cultura viva, que como los pájaros, dueños de su vuelo y de donde poner los huevos, celebren la igualdad de las comunidades circulando libremente el mundo.
WILLCA (ZÁRATE).– La madera es pulida con paciencia, las manos del artesano logran la aparición del fantasma rebelde. La máscara transforma a quien se la pone, y durante toda la obra, el llamado, con voz serena, elocuente, insumisa, del Willka, delata el abuso del cawallero, de los pulcros liberales, y anuncia sus pasos desde las catacumbas. Hoy se pasea teatros, plazas, bocas de politiqueros, y le cuesta enderezar rumbos.
XXX.– El Chila hace una lista extensa, marca con X los nombres de más de 100 troneros, todos muertos en combates callejeros con policías, alcohol, drogas, pandillas, enfermedades. Los pocos sobrevivientes habitan cárceles. Dice sonriendo mostrando su pallpha: “quizás no hicimos el teatro que soñamos, estos pocos ultimitos tienen que ver con nuestro grupo; creo que les salvamos la vida”. Al poco tiempo se fue con su amplia familia de alcohólicos. ¿Debo añadir una última X a esa lista?
YOTALA.– La galería de la Sandra y el Guillermo, minúscula como repleta de descomunales sueños, en ese rincón del orbe donde caben muchos otros orbes posibles, que germinan en poesía, canto, colores, tropel de animales que se confunden con las visitas. Ahí cerquita, los amigos del teatro, agujereando el cielo de pura fantasía.
ZURDO.– Error incorregible de la divina santidad de la jerarquía que promete el cielo si la obediencia va siempre derecha.
Iván Nogales, actor y director de teatro, Falleció en marzo de 2019.