La presencia de un editor aumenta la probabilidad de éxito del producto. Algunas importantes editoriales nacionales están intentando con el cómic. Pero los que podríamos considerar como editores bolivianos de cómics por excelencia son cochabambinos.
Un vicio de la historieta boliviana es la autoedición. Son los propios autores quienes editan sus libros y los hacen imprimir, sin la necesidad de un editor. Es un trabajo extra, por supuesto, que quita tiempo para dibujar o escribir, y que frecuentemente no está bien hecho. Un buen autor puede ser un pésimo editor, además de uno abusivo, que se olvida de que el autor tiene que comer y pagar cuentas.
¿Pero qué hace un editor de cómics?
En general se encarga de administrar el proceso de producción de libros de historieta (impresos o digitales) que deben ser atractivos para los potenciales lectores/compradores. También es quien se encarga de lidiar con las otras partes del proceso, como las imprentas, los diseñadores gráficos, los distribuidores y los trámites como el depósito legal y el ISBN.
Es importante que tenga un conocimiento amplio sobre cómics: géneros, estilos, autores, modas y técnicas. Debe ser un maestro en estructuras narrativas, semiología y teoría del cómic. También tiene que estar al tanto de la situación de la industria, de herramientas de marketing, administración, de los pormenores de las técnicas de impresión y los canales actuales de distribución. Debería conocer la normativa vigente sobre medios de comunicación, libertad de expresión, derechos de autor y fomento a las artes. También debería saber cómo redactar y gestionar proyectos. En otros países existe la carrera universitaria de Edición, que más o menos cubre todos estos aspectos excepto los relacionados al cómic.
¿Hay editores de cómic en Bolivia? Los hay, pero son pocos. Hay editores literarios que han intentado con productos de cómic, como 3600 y La Hoguera y los que están a punto de hacerlo, como El Cuervo. Hay gestores del mundo del cómic que han gestado libros interesantes y exitosos, como Ana Karina Molina del sello Polen en La Paz y Miro Bazoalto de Paranoia en Santa Cruz. Pero los que podríamos considerar como editores bolivianos de cómics por excelencia son cochabambinos: Pablo Cildoz, responsable del sello Pseudogente Editores, quien editó productos muy exitosos como Cuentos de Cuculis 2, Supay y Muspay, y Gonzalo Ordóñez, cabeza de la editorial Tukiosko, quien aparte de producir ediciones bolivianas de cómics de Image, Marvel y muy pronto DC Cómics, ha hecho posible éxitos de autores locales como Abandonando el Barco y Departamento X.
Los editores están buscando obras y, por lo que hemos visto hasta ahora, la presencia de un editor aumenta la probabilidad de éxito del producto. El panorama es bueno para los autores quienes ya pueden ir dedicando menos tiempo a la autoedición y más al guión y al dibujo.