¿Por qué las películas no llegan a las salas en el idioma original y por qué eso es un problema? ¿Cuánto estaremos perdiendo con un cine que no deja escuchar la voz propia de actores y actrices?

Reponen Interestelar de Nolan en Bolivia, reponen El Señor de los Anillos en Bolivia. Dices que el momento de mostrarle películas hermosas a tu ahijado ha llegado. Navegas por las carteleras y la historia se repite: en muchos cines del país las pelis están dobladas y las pocas salas que las ofrecen subtituladas cobran más, quién sabe por qué.
Y lo mismo pasa con las nuevas películas: Anora, la ganadora del Oscar, y Better Man, la biopic de Robbie Williams no tienen voz propia, por decirlo así.
El doblaje en el cine es un tema que despierta pasiones encontradas: desde el ferviente defensor de la versión original subtitulada hasta el espectador que encuentra en las voces dobladas una puerta de acceso cómodo y familiar al Séptimo Arte. “Es que las wawas no quieren leer”, dirá uno en la cola; en realidad “No saben leer” diría alguien de mi generación (X) que vio Star Wars en inglés y aprendió a leer doble: las palabras y la imagen al ritmo de La Cantina (de John Williams). Las películas dobladas son más rentables, dirán los administradores de las salas… Lo cierto es que, lejos de ser una mera cuestión técnica, el doblaje se planta como un fenómeno complejo que tiene implicaciones culturales, consideraciones artísticas y hasta debates lingüísticos.
¿De qué te haces lío?
Sí, puedo ir a la calle Tiquina y buscar el DVD, puedo ir a la tienda de Sopocachi y buscar joyitas que ver en casa, puedo pasar horas en Netflix o en Magis TV (siempre y cuando lo permita la ATT y nos deje ser felices); pero, ese momento tan lindo de ir al cine y ver una peli con otros sujetos desconocidos es mágico.
No tengo nada contra los mexicanos; pero ¡no puedes ver la película sobre Robbie Williams doblada, cuando él mismo le puso su voz al mono!
Sean Baker lo dijo al recibir el Oscar a mejor director, guionista y montajista por Anora: una película en el cine es una experiencia comunitaria única, donde los espectadores pueden reír, llorar y emocionarse juntos, algo que considera esencial en un mundo cada vez más dividido. Expresó su preocupación por la disminución de la asistencia a las salas debido al auge de las plataformas de streaming y exhortó a cineastas, distribuidores y padres a apoyar y promover la tradición de ver películas en la pantalla grande, con el fin de preservar esta parte vital de la cultura. Es en ese momento cuando asumes tu rol en el consumo cultural.
Pero ese asumir no resulta tan fácil cuando las distribuidoras no juegan su rol de programadoras y traen a Frodo hablando en español neutro o a Robbie Williams interpretado por un mexicano. (No tengo nada contra los mexicanos; pero ¡no puedes ver la peli sobre Robbie Williams doblada, cuando él mismo le puso su voz al mono!).
Cifras que hablan
Hace unos días hice el humilde ejercicio estadístico de analizar las salas de Bolivia. Y es un poco triste para los cinéfilos.
- En Santa Cruz, de 17 películas en el Cine Center, sólo dos están subtituladas. Better Man está doblada, Liam Neesson está doblado.
- En Cochabamba hay 13 películas en cartelera del Cine Center, todas dobladas.
- En La Paz se salvan un poco. De cinco películas, tres están subtituladas en la sala Vip del Center que cobra más. Por lo menos podemos ver Mickey 17 en regla. Ya en sus salas más baratas, de 17 pelis, sólo una está subtitulada. Y digamos que Flow no cuenta porque no hay diálogos. Ahí Better Man está doblado y yo me quiero volver mono.
Evidentemente, para los más cinéfilos en la ciudad de La Paz, las Salas Plus del Multicine son las mejores porque, de siete películas, cuatro están subtituladas. Cuando pasamos a las salas normales, las baratitas, de 19 ofertas, sólo cuatro están subtituladas, sobre todo aquellas que ofrecen conciertos de cantantes en otro idioma tal como los grupos de K-Pop. De cuatro películas proyectadas en la sala más gigante, la XL, pues adivinen: tres dobladas, salvo El señor de los anillos (Ahí es).
- Si así están estas tres ciudades, habrá que imaginarse el resto.
La voz es una herramienta crucial en la construcción del personaje. Gory Patiño
¿Qué nos queda? Pagar más caro para ir a las salas Plus del Multicine (que es el que más se raja en subtitulados y calidad) y al Vip del Center (que es la única opción en la ciudad de La Paz). Está también la Cinemateca Boliviana, que además de ofrecer cine subtitulado, da más opciones para los cinéfilos: sólo que no hay Cinemateca en las otras ciudades.
Hace ya un tiempo vi subtitulada A Complete Unknown, peli sobre Bob Dylan, casi al lado del director boliviano de cine Gory Patiño. Sin que se dé cuenta le puse atención a sus reacciones, y no, pues, reía muchísimo y más cuando se trataba de chistes que hacen los neoyorkinos y con la voz tan trabajada de Chalamet (quien perfeccionó durante cinco años cada detalle de su interpretación y por supuesto su voz y su tono, casi idénticos a los de Bob Dylan). Días después le escribí para saber su opinión sobre esta mi inquietud. Por supuesto destacó esa perspectiva que se centra en la unión inseparable entre la actuación y la voz, considerando a esta última como una herramienta crucial en la construcción del personaje.
Gory Patiño me contestó: “Por principios yo no veo películas dobladas, creo que el idioma original es el idioma en el cual se cuenta la historia, es el audio auténtico que se emite por el diálogo de los actores, es la voz de los actores; no obstante que haya un doblaje bien hecho, igual no es lo mismo”.
Esa idea se refuerza con la opinión de Javier Montaño, docente y cinéfilo y quien afirma que “un actor, cuando encarna, cuando prepara un personaje, no lo hace solamente a través del movimiento, del maquillaje, de la peluquería, del trabajo de construir un personaje, sino también a partir de su voz”. Para Javier, al escuchar una película en un idioma distinto del original produce una “mutilación del trabajo actoral que no se ha cuidado en la traducción”. Paréntesis, no me puedo imaginar la voz de Javier Montaño doblada, los que alguna vez lo escucharon dirían lo mismo. Cierro paréntesis. El mismo Javier me decía el otro día: tienes que ver Anora, es muy hermosa, pero no entiendo cómo mucha gente la ve en español cuando el acento ruso ¡es vital!

¿Se imaginan ver Ukamau doblada? Estaríamos matando el aymara, estaríamos obviando una cultura y la haríamos más clandestina que nunca.
Esta preocupación por la pérdida de autenticidad resuena con las reflexiones de Jelena Arsić, en la revista Jot Down. Su sorpresa inicial al encontrarse con el cine doblado en España se basa en la sensación de falsedad y la “pérdida de todos los matices y expresiones del idioma original, además de la verdadera voz de los actores”. Así, entre nos, ¿se imaginan ver Ukamau doblada? Estaríamos matando el aymara, estaríamos obviando una cultura y la haríamos más clandestina que nunca.
Cristian Mercado es categórico al afirmar que “algo doblado jamás llegará a representar el trabajo de los actores; no es orgánico”. En pocas palabras, “lo odio”.
La cineasta Denisse Arancibia prefiere mil veces el cine en idioma original y le da igual que la peli sea en inglés, alemán, coreano, francés… Eso sí, pone una excepción: la animación.
Doblajes icónicos
A pesar de la firme defensa de la versión original, existe un reconocimiento generalizado de que el doblaje cumple una función importante en ciertos contextos. La televisión es uno de ellos. Hemos visto dobladas todas las series: desde La pequeña casa en la pradera hasta Los Simpson, pasando por el Superagente 86. Quizás la pantalla chica y el hecho de su presencia hogareña haya justificado la necesidad de que se hable en el idioma casero.
Entonces y aquí destaca el fenómeno de doblajes icónicos que han trascendido la mera traducción para convertirse en referentes culturales, como es el caso de Los Simpson doblados en México. Así lo mencionan el crítico de cine Adrián Nieve y el cineasta Marcos Loayza. Marcos señala que “casi todas las personas que conozco están acostumbradas a escuchar y disfrutar de la voz de Homero Simpson y de toda la familia, hechas en México. Es decir, a todos nos parece lo más natural que sean esas voces y no otras”.
El doblaje en animación puede generar una conexión tan fuerte con el públic, que esa versión se percibe como la “original”.
El ejemplo ilustra cómo el doblaje puede generar una conexión tan fuerte con el público que esa versión se percibe como la “original” para esa audiencia.
Hay que recordar las filas que hubo en puertas del Fantasio, nivel gasolina, cuando llegó Humberto Vélez, la voz mexicana que interpretó a Homero Simpson desde 1990 hasta 2004 y desde 2021 hasta la actualidad. Hasta yo hice cola para pedirle un saludito.
Denisse Arancibia estuvo un tiempo en España y cuenta: “El día que llegué, prendí la tele y estaban Los Simpson; ha sido un choque muy heavy, algo así como ¡Aaah! ¡Los odio, qué horrible! Yo, que soy tan simpsonomaniaca. Y me imagino que les pasa lo mismo a ellos con el español latino”.
Un mandato histórico
Todavía recuerdo el dolor de un cineasta catalán al contarme que sus películas fueron dobladas al castellano para que las vean en toda España. O sea, tal cual les dije hace rato, es como doblar Ukamau o La Nación Clandestina.
En España jugó en contra el franquismo desde los años 40 y el objetivo del doblaje era la censura: cambiaban los diálogos sin vergüenza absoluta para que no se difundan las ideas “revolucionarias”. Es más, la censura se remonta a la monarquía de Alfonso XIII en los años 30. La Iglesia católica tuvo un papel activo en ese proceso al considerar al cine como una “escuela de perversión e inmoralidad”.
La obligatoriedad del doblaje se justificó también, en parte, como una medida de “defensa del idioma español”, siguiendo un modelo similar al implementado por Mussolini en Italia.
Otro cinéfilo enfadado porque Better Man está doblada es el compositor y escritor Sergio Antezana. Él me escribió: “El fenómeno de doblar películas es bastante más común en Europa y más antiguo digamos de lo que pensamos. Recuerdo a una prima que estudió en Europa en los 80 y que me contaba que vio Rambo diciendo “Coño, Rambo, ¡dispara!”.
Todo es plata
En la actualidad, la prevalencia del doblaje en las salas de cine se relaciona también con factores económicos y la percepción de las preferencias del público. Camilo Gil, desde la Escuela de Espectadores observa un círculo vicioso en el que “la programación ha condicionado al público boliviano a las películas dobladas”, situación que se refuerza por las pocas opciones de versiones originales o por horarios incómodos.
El docente universitario Alex Villegas, cinéfilo impenitente, ve que la llegada de las multisalas y del cine digital pudo facilitar la distribución de películas con múltiples opciones de idioma. Sin embargo, las salas, como no pasaba en el siglo XX, hoy se decantan mayoritariamente por el doblaje y van creando así generaciones que ni consideran la opción de ver películas en su idioma original.
Una película doblada suena a canal de televisión.

Hay un componente técnico en esto del doblaje que Alex analiza: “Es muy importante ver una película en idioma original porque es ahí donde realmente está la mezcla original, la textura de sonido, algo que puede comprobarse en un DVD, en un Blu-ray: si cambian de idioma al de doblaje, la textura sonora cambia directamente”. ¿Por qué? Porque “el doblaje se ha hecho en un estudio, con una situación controlada, y no está integrado adecuadamente con los elementos de mezcla ambiental y demás”. En una sala de cine puede llegar a pasar desapercibido, “por una cuestión de la acústica y un poco la sensación psicológica, pero cuando ves en tu domicilio, en streaming, o sea, en un formato físico, se puede notar claramente esa diferencia”. Y sí, una película doblada suena a canal de televisión.
Podemos debatir hasta el cansancio con el público que quiere nomás ver su “dobladita” sin hacer ningún esfuerzo. Y podemos seguir apelando a programadores y distribuidores que escuchan sin oír. O apuntar a la invisible Ley del Cine… Pero lo cierto es que necesitamos formación a todo nivel, desde los diferentes públicos, las familias y las mismas personas que te venden una entrada. Me acuerdo todavía de la chica en ventanilla que me advirtió: “Por si acaso, Relatos Salvajes está doblada”. Debí haber puesto la cara de Simón Fischer, el ingeniero interpretado por Ricardo Darín, que en la película pierde la paciencia y estalla.