Mabel Franco Ortega
Sin aliento es una propuesta escénica que por la vía de las contradicciones hace algo extraordinario para la escena nacional: pone a un varón, un minero discapacitado para ejercer el rol, a pensarse y, quizás, a sobrevivir al derrumbe de ese mundo… nuestro mundo.
Fotos de Ana Piroska
La sociedad como un cerro horadado. Un Cerro Rico con hombres pululando en pos de minerales. Dueños, deben serlo esos hombres, de pulmones capaces de resistir el tiempo suficiente como para delegar a otros la misma misión, el mismo aire. Así, eternamente. O al menos hasta que la mole termine por sepultarlos.
Hay una excepción entre esos mineros: un hombre joven, Jorge, que carece de pulmones y que, por tanto, está al margen de la labor que le da sentido a la vida en ese émulo de hormiguero. O lo que es lo mismo, según los mandatos heredados por generaciones, Jorge no puede ser un hombre.
El joven se asfixia, claro. Y sufre esa su condición, como padece el abandono del padre, un otro Jorge que vio sus expectativas defraudadas por su descendiente.
Hasta aquí el decurso de Sin aliento podría dar la idea de un melodrama. Pero, la obra teatral pensada y plasmada por Katy Bustillos Vila, Jorge Barrón y Daniel Prieto, junto a un equipo que explora recursos digitales, sigue un juego por demás interesante debido a las contradicciones con las que avanza y va implicando a quienes contemplan.
Sin aliento, creación desarrollada como parte del proyecto Cuerpos Dialogales (“), comienza con un recorrido del público por una exposición en la que, en virtud de sensores, los cuerpos de la gente se hacen parte de la muestra a la manera de sombras en movimiento. Otros estímulos visuales y sonoros plantean claves que adquirirán sentido para los espectadores cuando éstos los vean aparecer en la propuesta escénica.
Jorge Barrón es Jorge. Con su mascarilla de oxígeno y vestido con asepsia ajena a la del trabajador minero, le habla al público. Desde un costado del escenario, alguien del equipo que maneja los recursos técnicos, a ratos va a interrogarlo.
El no-minero por discapacidad irá mostrando que quizás por esta su condición que le obliga a estar al margen, como se ha dicho, él puede observar, pensarse e intentar descorrer el aire viciado para descubrir que, por ejemplo, si el tío de la mina tiene poder es porque los padres, como el suyo, están ausentes. O que el tío, le parece recordar, se llama Jorge también con todo lo que esto puede representar. Asimismo, este Jorge fuera de norma se anima a enunciar las pautas que lo definen socialmente, es decir estereotipadamente, como hombre: los músculos del vientre marcados, firmes los de los brazos, el pene grande… Su imagen es autodescrita con verdad, también y todavía con mentira.
La veta por explotar
No hay obras de teatro, entre las nacionales digo, en las que un hombre hable de su ser hombre. Las he buscado y lo que hallé fueron propuestas que, para usar lenguaje filosófico, abundan en el accidente y evaden la esencia. Es como que para los varones resultara difícil mostrar sus inseguridades frente a los demás, quizás porque están ocupados tratando de mantener la imagen de sexo fuerte. O, para seguir lo planteado por Sin aliento, ellos están ocupados en buscar algo que hallan más valioso que respirar por sí mismos.
Sin aliento llega, en este sentido, como aire fresco. Formalmente, la puesta que recurre a tecnología digital no se pierde en ésta y entonces el actor/personaje es quien aparece en frente todo el tiempo. Conceptualmente, la mencionada contradicción resulta detonadora de múltiples sentidos: el protagonista asfixiado puede ser como los peleles que cuelgan en la mina, pero también puede ser quien les insufle otro aire. Ese aire puede ser mutilador como las exigencias del padre, pero también puede ser la salida cuando el Cerro Rico colapse. Que la montaña se derrumbe puede ser la muerte, pero quizás sea otro comienzo.
En cualquier caso, nuestras sombras, las de la sala contigua, nos han seguido y están también en la escena.
Ficha técnica
Creación e idea original: Katy Bustillos Vila, Jorge Barrón y Daniel Prieto
Dramaturgia y dirección: Katy Bustillos
Actuación: Jorge Ernesto Barrón
Dirección técnica y diseño de iluminación: Sergio López
Videomapping: Katy Bustillos e Israel Alberto
Diseño y composición sonora: Daniel Prieto y Nebaí M. Rios
Artes visuales: Camila Perales
Sensores y tecnologías: Daniel Bustillos
Vestuario: Valeria Illanes
*Cuerpos Dialogales es un proyecto desarrollado en el marco del programa ARTescénicas + digitalidad organizado por los Goethe-Institut en Chile, Bolivia Uruguay Brasil y Colombia.