The banshees of Inisherin, la película de Martin McDonag, llega con nueve nominaciones al Oscar 2023 y lleva ya centenares de otras y distintos premios. Nada de humor negro, más bien historia que retrata y anticipa lo que vendrá en esa Irlanda partida en dos.
El primer guiño fue la imagen de una burrita, y el último, la de un hermoso caballo. Pero una película así, que te sumerge en un tiempo lejano, un aire quedo y gris que de pronto te sacude el alma, no podría reducirse a una simple metáfora del viaje del héroe de tonto a recio. Ni podría ser lo que tantos califican como “tragicomedia”. En absoluto.
Salí del cine directo a escuchar aquellos dos magníficos capítulos del podcast de Diana Uribe, la historiadora colombiana, sobre su crónica de viaje a Irlanda de la mano testimonial de los vecinos del lugar, como debe ser. Los había escuchado durante la pandemia, cuando ella decidió sumarnos a su propia batalla contra la peste, porque nada en el mundo podría impedirnos viajar con la imaginación, y menos si lo habíamos hecho desde siempre a través de los relatos de la memoria, a través de la voz de la radionovela y, ahora, el podcast.
Entonces todo fue tomando sentido en la historia que Martin McDonag nos cuenta ahora, o toma como pretexto, cuyo título encierra de entrada las raíces profundas de la historia de aquellos pueblos celtas cargados de mitos y duendes. The banshees of Inisherin, traducida al español como Los espíritus de Inisherin o Almas en pena. Banshees: aquellos espíritus femeninos que anuncian la muerte, mujeres mensajeras de otros mundos, cuya leyenda es tan antigua (siglo VIII) como la memoria misma de estos pueblos profundos. Una advertencia que refiere, como toda la historia que envuelve a The banshees of Inisherin, a la guerra que sucede y se oye al otro lado de la isla, con disparos lejanos que pronto serán tormenta. La paz en Irlanda sólo llegará casi un siglo después, aquí a la vuelta de la esquina, en 1998.
Los acuerdos de paz contarán apenas treinta años de guerra intensa (The trouble), pero esa historia es mucho más vieja, y para fines del conflicto que protagonizan Collin Farrell y su entrañable compañero de pantalla Brendan Gleeson en The banshees of Inisherin, nos importará la rebelión independentista de 1916, protagonizada, entre otros, por poetas y escritores irlandeses, “la rebelión de la Pascua”, también conocida precisamente como “la revolución de los poetas”. (Vargas Llosa tendrá a Sir. Roger Casement como protagonista de El sueño del celta).
Porque después de esa guerra tenaz y horrenda, como toda guerra, Irlanda supo, siempre supo, sostenerse en sus más profundos mitos fundantes, su historia y su literatura, para erigirse una y mil veces. Porque cuando solo yacen escombros, lo que queda son los relatos. Y los relatos anidan en la artes. Y como siempre en la historia de la humanidad, serán los artistas quienes tramiten lo que la razón no alcanza a comprender. Urge entonces la palabra escrita, cantada, la música, los cantos. Y si aquello no es posible, ¿qué cabe? Amputarse uno a uno los dedos de la mano que toca el violín.