Sonido, silencio y música constituyen un elemento orgánico en la película que se estrenará en Bolivia el 29 de septiembre. Cergio Prudencio ha ganado la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga precisamente por la música.
Fotografías de Ignacio Loayza
La película boliviana Utama, de Alejandro Loayza Grisi, es, como ha dicho el jurado nacional que la ha elegido para optar a candidaturas a los premios Oscar y Goya, un ejemplo de abordaje de tema, contexto y personajes con profundo respeto, delicadeza y habilidad.
Ese respeto, ese saber hacer, se manifiesta también en los espacios de relacionamiento entre el silencio, la música y el sonido, los que arman una cadena acústico musical como elemento orgánico de la película.
La evocación del paisaje sonoro tiene en los instrumentos andinos su fuerza expresiva. Son pasajes diversos, seleccionados de las composiciones de varios años de Cergio Prudencio para la OEIN (Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos), más otros creados específicamente por el artista para completar ese paisaje, los que transportan y evocan entre pausas, apariciones y recorridos.
La música destaca las cualidades acústicas de los instrumentos andinos, y con simpleza, pureza y poesía refuerza la expresividad de la imagen, lo que ha debido valorar el jurado del Festival de Cine de Málaga, donde se ha premiado el trabajo de Prudencio.
Como el viento andino, el diálogo entre música, silencio y sonido refuerza y amplía las posibilidades del espectador-escucha. En Utama se configura un nuevo lenguaje de temporalidad y entonces ese espectador es motivado a ampliar sus cualidades, justamente, de escucha: para conseguir la introspección del sonido de las tierras altas andinas, de la cultura y para experimentar una sensación emocional diferente de la espacialización del tiempo. Es como decodificar el tiempo en ese lugar donde es fundamental el sentido del silencio.
En la construcción sonora, la música como el viento en el altiplano, que ulula, sopla, descansa, aparece más, menos y descansa, y permite esos espacios de reflexión que implican al espectador-escucha.
En Utama, el mensaje sonoro no sólo transmite el paisaje sonoro, sino que está presente el compromiso de lograr pausas de reflexión para lo que acontece y, de esta forma, reforzar la empatía entre silencio y música, audio e imagen. En esa construcción, la música cumple un rol importante, ya que al igual que el viento en el altiplano ulula, sopla, descansa, la música aparece más, menos y descansa, y permite esos espacios de reflexión y ese carácter meditativo y recíproco con los demás componentes de la película, incluido el espectador-escucha.
Leyendo este pasaje me parece que va ser intenso algo más que aprender y valorar, y más si lo toman en cuenta especialistas y directores cineastas de España Málaga.