HOMENAJE
Vientista, el alma de Rolito Encinas está en la quena. Investiga, arregla y orquesta las composiciones de los grandes creadores bolivianos para difundirlas con Música de Maestros. En algún momento quizás vuelva a pintar, sobre todo caballos, y a zapatear en una buena quimba.
Multifacético y emprendedor, Rolando Encinas Calderón (La Paz, 1958) desarrolla su incansable labor de orquestar piezas que crearon los maestros de la generación de los siglos XIX y XX en Bolivia. Es tanto lo que aporta, entre trasnochadas o amanecidas, como se aprecia a través de la orquesta Música de Maestros –fundada en 1989–, que para quienes son testigos de ese trabajo resulta desesperante la falta de apoyo de los medios de comunicación para difundirlo.
Ensayos seccionales con los integrantes de la orquesta, revisión de partituras, orquestación de las obras… no sé cómo hace, pero Rolito se da tiempo además para ensayar con Wara, agrupación con la que logra, en tanto intérprete de instrumentos de viento, el complemento importante para su quehacer musical.
Lastimosamente para su espíritu inquieto, la pandemia obligó a cerrar las actividades del espacio musical del Museo del Charango. El virus lo alejó así de su entrañable amigo, el charanguista Ernesto (Coquito) Cavour, que los esperaba a él y al guitarrista Franz Valverde para tocar todos los fines de semana. Cuánto se divertían juntos recuperando la energía vital de la música.
Algo que pocos conocen de Rolando es que es un buen dibujante, aunque hace tiempo dejó de hacer caricaturas de sus compañeros de arte. Algunas veces dibujaba payasos, paisajes, caballos en trote; tiene un amor muy grande por los caballos, tal vez porque hubo jinetes en su familia. Alguna vez que él pudo montar uno, vivió la experiencia como un niño al que le hubiesen dado el regalo más hermoso.
Rolito es de aquellos que ríen hasta llorar; es un soñador, un ser insaciable en el afán de probar otros instrumentos, aunque su alma esté profundamente ligada a la quena –instrumento que le regaló precisamente Cavour.
Bailarín, quienes lo han visto interpretar una cueca saben del gusto con que zapatea o o juguetea en la quimba.
En muchas de sus composiciones, pues también compone, expresa sus ansias de libertad o traduce la dulzura descriptiva de paisajes. Son obras musicales de innegable profundidad.
Esas son las cualidades de Rolando, nombre que significa “aquel que viene de una tierra gloriosa”, como gloriosa es la música boliviana que él se empeña en difundir.
Excelente nota e informacion sobre el quehacrr de Rolando Encinas.