El 27 de mayo de 2022, a horas 16.30 se reunió el jurado del “III Concurso de Crítica Amateur de Teatro” convocado en el contexto del XIII Fitaz, compuesto por la literata Fernanda Verdesoto; el teatrista Sergio Rojas, ganador de la segunda versión del concurso en 2018, y Mabel Franco, periodista cultural.
Luego de la selección de tres trabajos finalistas y de un intercambio de criterios sobre las cualidades de los mismos, se eligió a los tres ganadores:
Primer lugar, “El placer de la impunidad”, texto firmado con el seudónimo de Augusto y que, una vez conocidos los datos del autor, protegidos por la Revista Rascacielos, corresponde a Ariel Rodrigo Baptista Aranda, payaso, creador, director y pedagogo teatral.
Segundo lugar, “Wajtacha o de cómo nuestras creencias nos sepultan”, firmado con el seudónimo El Tío, que corresponde a Ramiro Mendoza Quisbert, actor independiente de artes escénicas.
Tercer lugar, “El poder”, firmado con el seudónimo Heisenberg, que corresponde a Mauricio Rodríguez Medrano, periodista freelance.
CRITERIOS
Para la evaluación de los escritos, el jurado calificador compartió, según la convocatoria del concurso, cuatro parámetros: redacción, solidez de los argumentos, capacidad para establecer un diálogo con el contexto social (de representación o de creación) y aporte a una reflexión artístico-teatral.
En tal sentido, en “El placer de la impunidad”, que se refiere a la obra Cabaret efímero, de Lume Teatro (Brasil), el jurado destaca el abordaje que hace el autor desde dos niveles: texto (o falta de) y representación. La crítica aporta información acerca del arte de la improvisación, del juego, de la impunidad y de grandes exponentes de esas técnicas. Con ese bagaje, analiza el trabajo del actor Roberto Pucceti y sus herramientas y se enfoca en la relación artista-público y los diferentes efectos que provoca. De esta forma y a través del análisis y crítica de diversos elementos teatrales, transmite al lector el deseo de ver la obra de teatro para corroborar todo lo mencionado en el texto.
En el caso de “Wajtacha o de cómo nuestras creencias nos sepultan”, se aprecia un tipo de análisis que toma como punto de partida la puesta en escena teatral –Wajtacha, obra coproducida por El Búnker (Bolivia) y El Astillero (España)- para considerar varios aspectos sociológicos y antropológicos de la sociedad contemporánea. El derrumbe del que habla, en múltiples sentidos, es una realidad en la ficción: la mina; pero desde allí, sostiene el autor, se puede ver y reflexionar sobre los múltiples derrumbes de la realidad cotidiana. Probablemente haga falta conectar un poco mejor las varias metáforas y símbolos que identifica El Tío en la obra con los diferentes elementos teatrales que se despliegan en la misma, pero el texto es ejemplo de una forma de hacer crítica: esa que pone en evidencia nexos entre arte y realidad.
En “El poder”, texto que se refiere a la obra Ratas, de Altoteatro (Bolivia), el enfoque está puesto en un aspecto literario. Las conexiones o paralelismos que hace el autor con La divina comedia son muy interesantes, así como la lectura sobre el objeto Roquefort y sus diferentes significados, aunque falta profundizar sobre otros elementos teatrales que son muy destacables en la obra.
OBSERVACIONES
La importancia de motivar el ejercicio de la voz crítica propia justifica la necesidad de darle continuidad al concurso, aunque para contar con mayor cantidad de trabajos, pero sobre todo para avanzar hacia el ejercicio de una crítica profesional, es recomendable pensar en espacios de formación y ejercicio más contínuos.
Se recomienda un proceso de edición y corrección de estilo a los tres textos ganadores. Es cuanto cabe informar a los organizadores del concurso: Revista Rascacielos, Editorial 3600, Fitaz y Red Boliviana de Periodismo Cultural.