Catalina, antes Jery, es una prueba viviente de lo que la especie humana ha sabido desde siempre: que la homosexualidad le es inherente. Claro que entre ese saber y lo que se ha hecho y se hace para negarlo, hay miedo, hay odio y son muchas las Catalinas que sufren las consecuencias.
El festejo por sus 25 años ha sido muy largo. Muchas cervezas y un pollo frito han hecho de esta tarde algo muy especial para Catalina. Javier, uno de sus amigos más leales, ha sido el padrino del agasajo, pero se ha hecho tarde y debe partir dejándola sola en casa. A los pocos minutos llega Juan, con su mirada siempre ausente y cargando unas cervezas. La costumbre es más fuerte que el deseo de descansar, así que ella acepta la oferta y entran en la casa, toman y comparten la que será una velada inolvidable.
El humo de los cigarrillos se mezcla con las historias de sus vidas; él le cuenta acerca de sus aventuras en el cuartel y su aliento a alcohol se mezcla con historias de violencia y muerte. Pronto, sus cuerpos se encuentran como lo han hecho muchas veces.
Durante la noche él sale de la habitación en tres ocasiones; la primera va al baño, la segunda al patio y la tercera a la cocina. Ella ya no aguanta más el ruido y deja el dormitorio para encontrarse con el hombre mirando el refrigerador, vestido solo con un bóxer blanco:
– ¡Quiero que te vayas, me voy a dormir! ¡Estoy cansada!
– Ya, esto es lo último que voy a tomar.
Él se acerca a la mesa, toma el vaso, bebe y se aproxima a abrazarla como para despedirse.
En dos movimientos muy rápidos, un cuchillo de cocina se incrusta primero en la espalda de Catalina y luego muy cerca de su brazo. Ella siente que el efecto del alcohol se diluye.
– ¡Hijo de puta, ¿qué te pasa?!
Ella trata de patearlo pero es muy tarde, él la ha empujado y le propina puñetes y patadas. Se abalanza sobre ella y le incrusta el cuchillo en el cuello, le roza la cara con el frío filo metálico. Cuando Catalina consigue quedar boca abajo, él le clava el cuchillo en el glúteo, lo saca y lo arroja al piso.
– Ya acabé con una mujer trans que no va a volver a hacerme daño. Que no va a volver a robarme a mí ni a nadie. Si no fue presa, se irá muerta.
El bóxer blanco está manchado de rojo escarlata.
La biología, la evolución
Desde que Darwin planteó la evolución de las especies y Mendel introdujo sus leyes, la ciencia ha evolucionado mucho. La distinción entre género y sexo es algo de lo que se habla a diario en las revistas de investigación. La procreación se entiende ya no como un milagro, sino como un fenómeno biológico tan complejo como la digestión o la respiración, resultados de millones de años de evolución en los que la reproducción sexual es el proceso más exitoso.
La consecuencia del apareamiento de dos seres dará como resultado un ser parecido a ambos progenitores, pero diferente de cada uno de ellos. La participación de dos seres genera una serie de posibilidades en los procesos de fecundación, gestación y crecimiento. Hoy en día se habla de seis etapas de sexuación en la vida de un ser.
El sexo como concepto y como acto es parte de la naturaleza del ser humano y su indagación es algo tan antiguo como la especie misma. Es cierto que no se cuenta con información escrita sobre las inquietudes y descubrimientos en la prehistoria, pero ahí está el arte rupestre para probar que la homosexualidad es algo inherente a lo humano.
Los sexos físicos son diferentes, pero al principio de la gestación no lo son. Durante muchos años se creyó que el desarrollo masculino estaba vinculado con la presencia del cromosoma Y. Sin embargo, a principios de los años noventa se determinó que la presencia del Gen SRY (sex-determining región Y protein) era capaz de cambiar la gónada de ovariana a testicular. Luego se determinó que el gen WNT4XY y el gen ovariano RSPO1 tienen una gran influencia en los casos de ovotestis, es decir, una gónada hermafrodita con áreas testiculares y ovarianas. Desde los años noventa han sido identificados más de 25 genes involucrados en los TDS (Trastornos del desarrollo sexual). Si bien la ciencia nos permite ahora entender cuáles son los procesos de sexuación en el cuerpo humano, la existencia de seres de sexualidad no binaria se ha documentado e imaginado en toda la historia.
La chica de la esquina
El proceso de reproducción sexual es algo ajeno a las citas que normalmente concreta Catalina. Y si bien ella no tiene que preocuparse de quedar embarazada, cada uno de los encuentros que propicia podría poner en riesgo su vida.
La noche es más oscura en los días de invierno y el frío hace que las soledades se sientan más. La mujer camina con sus altos tacos rompiendo el silencio, abrazada a su cartera, y toma posesión del lugar o, como ella dice, “se para en su esquina”. La luz del poste ilumina los brillos de su vestido y entonces la noche se convierte en una espera que interrumpen quienes lanzan preguntas inseguras, insultos o miradas que dicen sí.
Jery Mercado Parada lloró por primera vez el 18 de julio de 1995 en la pequeña sala de partos del Centro de Salud 18 de Marzo, ubicado en lo que en ese entonces era el final de la arenosa Avenida Cumavi de Santa Cruz. Sus padres recibieron a su primogénito sin saber que eso que a Jery lo envolvía como hombre, pronto se diluiría por aquello que estaba dentro de su ser. Desde sus cinco años se sintió diferente de lo que le decían que debía ser, por ejemplo nunca le llamaron la atención los juguetes para “hombres”.
Callado, atestiguó la violencia de su padre contra sus hermanos mayores y su madre. Además de los golpes, el hombre ostentaba una larga lista de amantes o “cholas”, cómo se las llama en el lenguaje de la calle. Nada fuera de lo usual en una Bolivia donde se registran más de 3.700 casos mensuales de violencia contra la mujer, y más de 10 casos de feminicidio documentados por mes.
El pequeño Jery siguió explorando en sí mismo, y a sus siete años dio su primer beso a uno de sus amigos de barrio.
Asunto divino
Desde tiempos inmemoriales existen dioses o seres mitológicos cuya sexualidad desafía la concepción canónica de sexo. Entre las deidades primigenias de la cultura indoeuropea se encuentra a Mitra y a Váruna, pareja homosexual que representa a la luna en sus dos mitades; cuando hay luna nueva o luna llena se habla de una consumación homosexual en la que uno implanta su semilla en el otro.
Uno de los casos más importantes de las deidades con sexualidad no definida es Anatolia. Desde el neolítico era conocida como la “gran madre” porque había nacido de la Tierra y Zeus. Esta diosa que luego será conocida como Gaia, Gea y Cibeles tenía un pene y una vagina. La historia dice que Gaia era venerada por una orden de sacerdotisas y sacerdotes llamados Galli, que se castraban, se vestían con ropa amarilla muy lujosa y usaban maquillaje y joyas.
Desde tiempos inmemoriales existen dioses o seres mitológicos cuya sexualidad desafía la concepción canónica de sexo.
Zeus, que en la mitología griega se considera como el padre de los dioses y los humanos, tuvo una vida sexual muy activa y conquistó a una innumerable cantidad de mujeres. A algunas de ellas las sedujo trasvistiéndose de mujer, pero también tuvo muchos amantes masculinos, entre ellos, Ganímedes. Este joven y hermoso príncipe troyano se convirtió en su compañero de lecho y posteriormente en el copero de los dioses.
Hércules, el estereotipo masculino de la mitología griega, era a la vez tío y amante de Yolao, hermafrodita cuya belleza era inigualable y de cuyo encanto fue víctima la ninfa Salmacis. Ésta vivía en una laguna y fue rechazada por Yolao, pero una vez en el agua, ella lo abrazó y rogó a los dioses que no permitiesen que se separe, deseo que se tradujo en la unión de ambos en un solo cuerpo con pene y vagina.
La lista de personajes y de situaciones en las que el homosexualismo está documentado en la antigua Grecia y Roma es interminable. Desde la pederastia o el amor entre un hombre mayor y un hombre joven, hasta los ejércitos donde se hermanaban a través de las relaciones homosexuales, se encuentran nombres de emperadores, guerreros o poetas como Patroclo, Aquiles, Safo de Lesbos, Nerón, Heliogábalo, Calígula, Adriano, etc.
En las culturas vernáculas, la existencia de seres con los dos sexos se tomaba como un regalo divino, pues era un don disponer de las propiedades de ambos y, por lo tanto, la coexistencia de dos almas en un mismo cuerpo.
Hogares de paso
Cuándo Jery cumplió los doce años escapó de casa. Prefirió salir sólo con la ropa que tenía en el cuerpo antes de seguir siendo víctima de la violencia de su padre. La vida en la calle no fue nada fácil y al principio durmió en las aceras y pidió limosna.
Un día, un señor se acercó a Jery y le dijo:
– No tenés que pedir limosna. Mejor ven, acompáñame, yo te llevo a un hogar.
Jery aceptó la oferta y entró a un hogar administrado por una agrupación religiosa católica. Al momento de registrarse prefirió rebautizarse como “Daniel”. Los cambios de nombre en la vida de Jery han sido periódicos. Cada nombre representa una etapa de su vida.
Luego de reconocer su comportamiento diferente lo pusieron en el área de mujeres. La tercera noche, cuando fue a bañarse, fue golpeado a palazos y, mientras gritaba pidiendo auxilio, fue violado por un grupo de muchachos. Sus ojos se llenan de lágrimas pese a que han pasado 14 años de ese acto de violencia.
Como para borrar lo ocurrido, Daniel fue transferido a otro hogar y sus violadores movidos a distintos lugares.
En el nuevo hogar se encontró con un grupo de religiosos que, siguiendo los principios de su congregación, creían que el comportamiento homosexual podía ser controlado con la educación y que era una etapa en la vida de todos los hombres.
– ¡Dios te va a cambiar!
Daniel se culpaba por su comportamiento e intentó suicidarse dos veces.
La iglesia se debate hoy entre la aceptación de las parejas homosexuales y la resistencia desde los sectores más conservadores de esta institución. Difícil se hace para todos ellos leer de manera distinta lo que la Biblia escribe acerca de David, quien al ver morir a Jonathan, su compañero durante la lucha contra los filisteos, compuso un canto fúnebre en el que dice: ¡Cómo sufro por ti, Jonatán, hermano mío! ¡Ay, cómo te quería! Tu amor era para mí más maravilloso que el amor de mujeres. (2 Samuel 1-26).
Mientras en la iglesia católica se debate la aceptación o el rechazo de la comunidad gay, en algunos espacios dirigidos por esta institución se producen violaciones de los derechos fundamentales de las personas.
Daniel fue víctima de su segunda violación en el nuevo hogar a donde lo habían llevado para protegerlo. Entró al baño, recibió un fuerte golpe en la cabeza y cuando despertó estaba ensangrentado y con claros signos de vulneración. Las investigaciones determinaron que había sido víctima de una violación múltiple. Una vez más fue transferido a otro hogar.
Se estima que en Bolivia, durante los últimos cinco años se ha cometido más de 60 hechos de sangre contra la comunidad trans y sólo uno tiene sentencia. El promedio de vida de una persona trans no supera los 45 años, y aunque la ley 807 ha permitido que hasta mayo de 2021 más de 400 personas cambiasen legalmente de nombre y dato de sexo, los derechos fundamentales y la verdadera protección contra la discriminación están lejos de alcanzarse para la comunidad LGBTQ+.
No todos los hogares en los que Daniel estuvo fueron sinónimo de violencia. El último traslado lo puso en un sitio donde debía ayudar en tareas de agricultura. A diferencia de los otros dos hogares, este último no alojaba a personas con antecedentes penales. Esta etapa fue una mezcla entre la tristeza de seguir cuestionando sus formas amaneradas, descubrir a su primer amor y encontrar a quien luego lo introduciría en el mundo trans. También en este tiempo logró retomar el contacto con su madre y su familia y fue alejándose lentamente del hogar de acogida. Se formó en técnicas de “belleza” y empezó a buscar trabajo.
Hasta la quinta semana de gestación, el cuerpo humano tiene la capacidad de ser anatómicamente masculino o femenino. Mientras se desarrollan los riñones, dos protuberancias llamadas crestas gonadales emergen junto a dos pares de ductos: uno de ellos puede formar el útero y los ductos falopiales, y el otro podría formar los conductos del sistema genital masculino. En la sexta semana se transforman ya sea en ovarios o testículos. La producción de estrógeno o de testosterona reducirá el tamaño de los órganos que ya no son compatibles con el sexo físico. Las hormonas sexuales dictan el desarrollo de los genitales externos, pero también serán partícipes del desarrollo de las características sexuales secundarias, como los senos y el vello facial durante la pubertad.
Durante la adolescencia, a Daniel no le crecieron los senos, pero por dentro de su piel un cuerpo distinto se estaba gestando. Sus actitudes eran cada vez más evidentes y el problema se convirtió en una lucha para sus padres. El papá acusó a la madre de ser la culpable del problema y, a medida que las acusaciones se fueron haciendo más frecuentes, el hombre se puso muy violento y Daniel finalmente reaccionó:
– Si veo que golpeas una vez más a mi madre, te juro por Dios que yo te levanto la mano. ¿Por qué no vas a pegar a tus cholas?, ¿qué clase de hombre eres que te haces llamar padre?
Tal vez en ese momento perdió a su padre biológico, pero muy poco tiempo después encontró a otro “padre” muy distinto.
Alfredo, uno de sus amigos del hogar, reapareció en la vida de Daniel, aunque muy cambiado: maquillado, con las cejas depiladas y con una pareja homosexual. Alfredo y su compañera se convirtieron en los “padres trans” de Jennifer. Una vez más Jery cambiaba de nombre y por lo tanto cambiaba de vida.
Alfredo tomó un lápiz labial y pintó los labios de Daniel. Luego le delineó los ojos, le puso un sostén con dos bolas de papel higiénico para simular los senos y le puso un calzón de “cinco pesos”, una falda recta maxi y le calzó tacones.
A los pocos días entraba al mundo de la trata de menores con fines de explotación sexual comercial. Una más de las miles de víctimas de este crimen.
La definición del sexo genital es el resultado del sexo gonadal y está vinculado a las vías externas del sistema reproductor. El sistema externo al igual que el interno es el resultado de la acción hormonal. En esta etapa de la sexuación, dicha acción hormonal permite la formación del pene desde el tubérculo genital, que para el caso femenino formará el clítoris, y los labios mayores en lugar de las bolsas escrotales. La diferencia entre un cuerpo de mujer o uno de hombre está vinculado a la circulación de las hormonas sexuales y su cantidad.
Los “padres trans” de Jennifer la llevaron hasta una esquina. A los pocos minutos se detuvo un vehículo de lujo, se abrió la ventanilla y un hombre invitó a la joven trans a subir al motorizado. Ese primer cliente fue un italiano que pocas semanas después murió en una intervención policial antinarcóticos. Del encuentro, Jennifer se llevó 2.500 bolivianos y la sorpresa de conocer una pista de aterrizaje de aviones en la periferia de la ciudad y la promiscuidad de los narcotraficantes.
El nombre de Jennifer en ocasiones se convertirá en Andrea, dependiendo del cliente y del lugar. En cualquier caso, una vida entre lágrimas y sonrisas durante cuatro años. El mundo trans es un universo donde la oscuridad, la traición y la violencia se mezclan con el apoyo de la comunidad LGBTQ+. El machismo en las parejas trans es igual de nefasto que en las parejas heterosexuales. En Bolivia se ha reportado 20 transfemincidios en los últimos 12 años. Sin embargo, se estima que solo el 10% de los casos son denunciados a la justicia.
Las largas noches de trabajo fueron moldeando una nueva Jennifer, quien aprendió a “pararse” en las esquinas y a defender su lugar de trabajo de las otras trans, de los policías y de los maleantes. Conoció todos los “boliches” gays y también los prostíbulos.
Su familia se enteró de que Jery era Jennifer. Esto la empujó al consumo de drogas. Fue en un prostíbulo donde conoció el efecto de los estupefacientes y, mientras su cabeza resbalaba por las líneas de cocaína, su cuerpo conocía a políticos, futbolistas, abogados y gente de mucha influencia.
Un año después escapó del lugar y retomó su vida fuera de la oscuridad de esas noches sin fin. A sus 20 años volvió a “pararse” en las esquinas, dejó de consumir drogas ilegales, empezó a tomar hormonar y decidió llamarse Catalina, tal vez uno de los nombres hoy más comunes en el mundo de la prostitución. Irónicamente, Catalina viene del griego Katharos que significa puro. La relación de este nombre con el mundo de la prostitución está vinculado a la novela colombiana “Sin tetas no hay paraíso”.
Jery tramitó su cambio de nombre ante la ley boliviana y con ese documento legal se cuestionó sobre la necesidad de tomar otro rol dentro de la sociedad trans. Durante los últimos años se ha convertido en una importante activista de los derechos de la comunidad LGBTQ+.
Catalina fue la última etapa en la transformación de Jery. Un camino en el que supo de la violencia casi cotidiana de los clientes y sintió rondar la muerte en las noches oscuras. Muchas veces, la joven logró escapar de la ira y el odio que sus clientes sienten contra ellos mismos y que exteriorizan contra las mujeres a las que buscan y luego golpean, violan o matan..
Durante los últimos años, las investigaciones científicas se han enfocado sobre la desmitificación de la existencia de un cerebro específico para cada sexo, es decir: un cerebro con sexo masculino y un cerebro con sexo femenino. La configuración del cerebro no se puede definir como un espacio con dos opciones sino más bien como un mosaico de posibilidades. Estudios recientes demuestran que aquellas propiedades que antes se atribuían específicamente al sexo masculino, como el manejo espacial o la violencia, no son configuraciones como tal, sino más bien adquisiciones sociales. A partir de la octava semana de gestación y una vez que se habría formado el tejido testicular, los circuitos cerebrales comienzan a recibir flujos de testosterona. La variación de la cantidad de las hormonas y su influencia en los circuitos cerebrales abren la puerta a un sinnúmero de variaciones en este mosaico cerebral.
Cuando Catalina cuenta sobre su travesía, en el espacio que ocupa destaca la bandera del orgullo trans diseñada por Monica Helms, la mujer que vivió con una identidad masculina hasta sus cuarenta y seis años, que se alistó en la marina norteamericana, tripuló submarinos de guerra, se casó, tuvo dos hijos y se divorció. La bandera tiene cinco franjas; la del centro es blanca, las dos colindantes son rosadas y las de los extremos superior e inferior son celestes. Estos colores representan aquellos tintes con los que, de manera tradicional, se simboliza a los niños y niñas. La franja blanca encarna a quienes no se han definido o se consideran de un género neutral. Sin importar el lado en el que la bandera se use, su flamear será siempre correcto.
La sexuación somática converge con el desarrollo de los órganos sexuales y es reconocida en la sociedad como el sexo legal. Es decir, aquel que está basado en las características externas del sistema reproductivo. En años anteriores cuando se presentaba un caso de hermafroditismo, se optaba por la reconstrucción de los órganos sexuales femeninos. Esto ya que los procesos quirúrgicos eran más simples. En la actualidad, la ciencia reconoce que el sexo depende de factores cromosómicos, hormonales y psicológicos. Por lo que, las intervenciones se retrasan hasta una edad adulta en la que el paciente es consciente y participa en la elección de su sexo.
Catalina ha conocido a muchos amantes durante sus 26 años y a algunos los llama “clientes maridos”, los que hacen uso de sus servicios desde hace más de 12 años y que vieron crecer a Jennifer, Andrea y Catalina.
Hace cuatro años conoció a “Juan”, uno de sus muchos amantes. Llegaba siempre borracho, montado sobre su bicicleta. Pagaba por sexo oral o sexo anal. En una ocasión en la que Catalina estaba de viaje representando a la comunidad Trans de Santa Cruz, en una marcha por el orgullo gay, Juan llegó a la esquina que ese día era ocupada por otras trans. Pagó por los servicios, pero al estar muy borracho perdió su celular y pensó que había sido Catalina quien lo había robado.
El sexo psicosocial es un proceso de socialización en edades tempranas que conduce a adquirir una identidad y unos roles sociales en concordancia con el marco cultural. Existen cuatro tipos básicos de estereotipo de género. Los rasgos de personalidad, que plantea que las mujeres deben ser complacientes y emocionales. El comportamiento doméstico, en el que las mujeres se ocupan de la casa. Las ocupaciones reservadas para ellas: la docencia y la enfermería. Y el aspecto físico, según el cual, las mujeres deben ser delgadas y elegantes. Todas estas creencias sociales construyen una cadena de culpas y de estereotipos que hacen que las miles de posibilidades se encierren en nuestros cuerpos y cerebros.
Catalina vive hoy con el miedo de encontrarse con Juan, el que a pesar de tener una acusación formal y una orden de aprehensión va libremente por las calles. Los ojos de la joven se llenan de rabia y de impotencia, ya nunca podrá volver a caminar sin que la sombra de un cuchillo la aceche. Las ocho veces que el arma se hundió en su cuerpo, los 25 puntos quirúrgicos que juntaron su piel y los 23 días de impedimento físico se han convertido en profundos queloides en su alma y en su cuerpo.
Los procesos de sexuación pueden generar diferencias entre el sexo y el género del nuevo ser. La disidencia sexual nace de un ser humano que es capaz de cuestionarse sobre su sexo, su género y su sexualidad de manera diferenciada, y no condicionada a satisfacer procesos de reproducción. Por lo tanto, las diversidades sexuales se podrían definir como un proceso de razonamiento abstracto que requiere un dominio de las esferas superiores de la inteligencia.
Catalina dice: “Son muchos años de caminar, mis tacos están gastados y sé que cada lágrima es un camino recorrido”. El único anhelo que tiene es poder encontrar un amor sincero, respetuoso y poder salir de esta vida que cada noche la consume más. Tal vez no vendría mal ver en las disidencias sexuales la belleza de muchas almas unidas en un solo cuerpo.
Muchas veces, la joven trans logró escapar de la ira y el odio que sus clientes sienten contra ellos mismos y que exteriorizan contra las mujeres a las que buscan y luego golpean, violan o matan.