Fotografía de Freddy Barragán
Estaba sentado en una banca de Chirimayu, comunidad de Apolo, fumando su pistu, un cigarro artesanal hecho de hoja seca de plátano y tabaco picado. Daba bocanadas como quien no necesita otra compañía más que el humo que lo envolvía. Ahí, en medio del olor intenso de aquella preparación, contó que ellos cultivan el tabaco criollo que fuman; pero una cosa no puede ir sin la otra, el pistu se fuma mientras se mastica coca; es una combinación que les da fuerza cuando tienen que trabajar en los cultivos.
“Estamos acostumbrados a fumar para que nos ayude a aguantar mientras hacemos el chaqueo, cortamos madera o trabajamos en las chacras donde cultivamos yuca, plátano y coca. Agarramos la hoja de plátano, adentro colocamos el tabaco picado; si no hay hoja de plátano usamos la chala del maíz. Un pistu nos tiene que durar el mismo tiempo que el bolo de coca”, dijo, siendo el único en el lugar que se entretenía fumando y pijchando media mañana aquel día.
No recuerda la edad exacta en la que comenzó a fumar tabaco, pero aseguró que además de darle fuerza para aguantar la jornada, el pistu lo entretiene en sus momentos de descanso, justamente el que tomaba sentado en aquella banca. Antes de despedirse, liberó la última bocanada y se fue sin decirme su nombre.