El hip hop tiene todo que ver. ¿Qué significan esos garabatos que aparecen en muros y puertas en las ciudades y que tanto molestan? Los tagueros Mario y Adicto hablan de reinvindicar la propia existencia.
Ilustración por Lorena Calabi
Plaza Abaroa, zona Sopocachi de La Paz, cuatro de la tarde de un martes de mayo. La cita es con Mario (18) y Adicto (19), dos tagueros cuya afición compulsiva es rayar paredes con sus nombres. Afición que tiene su ética; que no es rayar por rayar.
¿Qué es el tag?
Mario (M).- Es mi forma de expresión para que me reconozcan mis cuates y digan : “Esto ha pintado el Mario”.
Adicto (A).- Es dar a conocer mi nombre, es poner mi firma en las paredes como una forma de decir que existo o estoy acá.
¿Es sólo la inscripción de una firma?
M.- Puede ser algo más, puedes poner el nombre de tu Crew o de tu Mara, la gente con la que te reúnes; también puedes poner un dibujo o un símbolo que diga que eres tú.
¿Cuándo empezaron ustedes a pintar tags?
A.- Comencé en 2005 gracias a un amigo que llegó de España, quien me mostró modelos de letras y otras cosas; luego fue el interés mío de agarrarle y se fue convirtiendo en un hobby cotidiano. Para el 2006 tenía un buen trazo y buenas letras, agarraba mejor la lata (aerosol); fui aprendiendo por cuenta propia y experimentando en mi casa o en las calles y poco a poco comenzaron a salir mejor los tags.
M.- Yo me inicié en 2006, cuando veía cómo rayaban mis cuates. Yo también quería rayar, pero rayaba feo; luego fui aprendiendo.
Antes de 2005 ¿había tags en la ciudad?
A.- Sí. Cuando estaba en primaria ya veía a chicos que salían del colegio y pintaban en las paredes, lo que me gustaba. Luego, cuando fui escuchando el hip-hop, empecé a investigar sobre el graffiti. El hip-hop tiene cuatro elementos: el rap, el break dance, el beatbox (hacer sonidos con la boca) y el graffiti.
¿El tag es una moda?
A.- Mucha gente piensa que es una moda, pero no; hay aficionados que salen a destruir las calles porque ponen estupideces como: “Nancy te amo” o nombres que ni siquiera saben pintar o taguear bien. Hay changos que lo hacen por imitar al colega que ganó fama o llamó la atención de las ñatas; pero este ámbito no es chiste porque va de la mano del hip-hop. Como en éste, quien se mete por moda al final sale perjudicado porque seguramente se va a lastimar.
“Cuando tengo el marcador no puedo controlar el brazo; veo una pared lisa y pongo mi firma”.
¿Qué diferencia hay entre el graffiti y el tag?
A.- Hay mucha diferencia. El graffiti es un arte con más colores y formas, le metes diseño a las letras, a los dibujos, explotas más tu imaginación; en cambio el tag es sólo tu firma. Todos comenzamos por el tag básico, poniendo la firma en todo lugar; luego pasamos a un segundo nivel, que es hacer tus propias letras. Al principio comienzas plagiando, pero luego encuentras tu estilo.
El tag tiene un juego ornamental de diseño caligráfico, ¿se puede hablar de un nivel artístico en el tag?
A.- El graffiti tiene un nivel artístico, mientras que el tag es sólo tu firma, es tu nombre nada más, no creo que tenga un nivel artístico. Claro que depende de las letras con las que armas tu nombre y cómo le das formas diferentes, cómo las distorsionas.
¿Qué materiales utilizan para hacer los tags?
- Hay varios. Puedes utilizar la lata (aerosol) o el marcador, pero si no tienes la plata puedes utilizar el nugget (cera líquida para zapatos) o puedes fabricar tus propios marcadores; en internet encuentras muchos tutoriales para hacerlo.
¿Tienen algún horario fijo para hacer los tags?
M.- No hay horario, cuando tienes tu marcador a mano es cuestión de encontrar el lugar correcto y, si te animas a rayar, sólo tienes que “bisnear” (observar) si no hay nadie alrededor.
“Tienes que cuidar de no encimar a nadie, de no taguear cerca o sobre un graffiti; el encimar es una falta de respeto al otro”.
Fotografía de Martín Sánchez
He visto tags en lugares poco accesibles, muy altos…
- La idea viene de los chicos en Europa, que trepan a techos de kioscos y recurren a diversas tácticas para alcanzar lugares de difícil acceso. Lo hacemos también ahora.
El tag se ha apropiado de la ciudad ¿tenemos una ciudad tagueada?
- Es por la diversidad de raperos que hay en la ciudad; el rapero no sólo está en Sopocachi o Miraflores, y por eso encuentras firmas en Villa San Antonio, El Carmen, Chasquipampa y en zonas de El Alto. En sitios así de amplios tienes la oportunidad de rayar y puedes explotar mejor tu imaginación y talento. Cuando empecé a hacer tags, veía las mismas firmas; pero ahora hay muchachos que están pintando desde los 13 años.
¿Puedes ir a taguear en cualquier zona?
A.- Puedes, pero tienes que cuidar de no encimar a nadie, de no taguear cerca o sobre un graffiti; el encimar es una falta de respeto al otro y, si lo haces, es porque te crees mucho mejor. Ahora que si te tachan, tú lo tomas como que te están menospreciando o por envidia.
M.- Lo de taguear en otros barrios depende de si estás en un grupo o no. Si vas a otra zona a taguear y tienes relatos (broncas) con los cuates, si te pescan pintando te pueden pegar; entre los grupos están las Maras y los Crews que reúnen a los cuates y van a taguear y también buscan problemas en otros barrios. Las Maras son más pleiteras y buscan hacerse respetar con los queques (puños).
¿Qué le dirías al dueño de casa que recién pintó su pared y aparece tagueada?
- Que disculpe, pero cuando tengo el marcador no puedo controlar el brazo; veo una pared lisa y pongo mi firma.
M.- Cuando ves una pared limpia y recién pintada, resalta entre todas las demás. El primero que le ponga la firma será reconocido.
¿Cuánto tiempo más piensan dedicarse al tag?
A.- Es un hobby que tendré hasta que pierda el interés; quiero ser diseñador y me ayudará mucho lo que pinto: tengo buen trazo y una imaginación grande. El graffiti nunca se irá de mi lado; pienso estudiar artes o diseño.
M.- No pienso dejarlo, siempre va estar conmigo, me gusta expresarme de esta forma. El hip-hop seguirá fluyendo en mí y en mi tiempo libre es cuando me manda, me dice que raye, que pinte.
¿Qué opinan sus respectivas familias?
M.- Me dicen que no raye, que parece que soy un pandillero, pero no pasa de eso.
A.- Mi cuarto está repintado, tag sobre tag; no controlas, quieres probar un marcador nuevo y rayas nomás tu mesa de noche, tu pared, todo.
El presente texto es del libro Bitácora gráfica, publicado por editorial 3600.
Fotografías de Martín Sánchez