Carla y Johanna, peruana y argentina, dieron a luz con ayuda de parteras. Desde entonces ellas también son parteras en la “tierra de los nacimientos”, donde acuden sobre todo familias extranjeras. Esperan que más mujeres bolivianas decidan recibir a sus niñxs en armonía con la propia esencia de nuestra naturaleza.
Carla Eslava y Johanna Rojas son dos mujeres (peruana y argentina) que están ejerciendo como parteras en el pueblo de Samaipata, en Santa Cruz, atendiendo partos desde hace 13 años.
Tengo la suerte de conocerlas, como hermanas de vida y de acompañar su trabajo como doula o acompañante de partos y de atestiguar la amorosa, urgente y sagrada labor que están realizando ayudando a muchas mujeres y familias en todo el proceso de la gestación, parto y postparto.
“Para cambiar la forma de vivir, hay que cambiar la forma de nacer”, dice Michel Odent, defensor del Parto Humanizado y no hay frase que defina mejor la labor de estas parteras, ya que acompañando estos procesos, pude ver la armonía y la paz con que llegan estos bebés al mundo y la plenitud y el empoderamiento de las mujeres que deciden un parto respetado sin intervenciones médicas.
De igual manera, soy testigo de cómo estos niños van creciendo sanos y libres y cómo a partir de esta experiencia iniciática de su nacimiento, muchas familias deciden por crianzas respetuosas y más cerca a la naturaleza.
Acá la historia desde sus propias voces.
Carla
“Soy Carla Eslava. Nací al lado del mar peruano. Desde muy niña recuerdo hacer muchas preguntas sobre el nacimiento y siempre ser la primera en ir a visitar a las wawas que nacían en la familia o el barrio.
Muy joven me fui a recorrer el mundo con mi mochila, compartí en mi viaje con muchas madres y disfruté mucho de las historias de partos y de la compañía de mamás y niños.
A mis 20 años quedé embarazada de mi primera hija en Colombia. Segura desde el principio de querer un parto en casa, comencé mi búsqueda y esta llegó. Volví a Perú y allí conocí a Ángela. Cuando la vi pude respirar paz y relajarme, ya tengo con quien parir pensé, y así fue. No solo tuve la mejor partera con quien parir sino que encontré en ella a una gran amiga, consejera y ejemplo de vida para mí.
Tuve mi segunda hija con Joa (la partera) y una hermosa comunidad de amigos, empoderados todos de este momento hermoso y confiando en el universo.
El primer parto que atendí fue un regalo de la vida.
Hoy tengo 36 años y tuve 3 niñas más con mi compañero y mis otras niñas mayores en mi casita de barro monte adentro. Le doy las gracias a mi familia por mis partos hermosos y por la paciencia de acompañarme en el camino de ser partera, pues muchas veces los dejo a cualquier hora para salir corriendo a un parto y energéticamente siempre tengo su compañía.
Invito a las mujeres de todas partes a confiar en su instinto y su poder mamífero”.
Johanna
Soy Johanna Rojas madre, partera empírica nacida en Argentina, tataranieta de Juana, sabía mujer partera. Acompañante del maravilloso viaje que es la gestación, el parto y el post parto; momentos sagrados para la mujer y su familia.
Mi primera experiencia fue el parto de una amiga muy querida en el que acompañó Icser, hermosa mujer partera. Recuerdo que bailamos, reímos, lloramos de emoción al sentir la llegada de ese “ser de luz”. Fue un parto como lo soñaba con sus propios ritmos.
Esto nos inspiró, con mi compañero, a ganar la confianza para tener a nuestro primer hijo en la intimidad de nuestro nidito, con todo el amor, retirados en la montaña. Y así nació Munay. Aprendí mucho de mi primer parto, de mi propia fortaleza, de adaptarme a lo inesperado y aceptarlo ya que el momento llegó cuando me encontraba sola con una amiga; entonces sucedió y fue perfecto. Mi segundo parto fue gemelar, mis hijas nacieron prematuras y en el hospital, sufriendo la violencia obstétrica y una vez más aceptando la experiencia que me traía la vida. Mii tercer y último parto me acompañó el elemento agua junto a mi compañero, Carla (Eslava) y mi amiga Sua. Fue una experiencia maravillosa. Así nació mi cuarta hija.
Junto con estas sanadoras experiencias y mi formación en el arte del movimiento -“expresión corporal”, carrera en la que investigué el trabajo corporal con embarazadas-, comencé a hacer talleres de trabajo corporal para la preparación al parto y fueron llegando mujeres a las que fui acompañando en sus partos. Agradezco a ellas, quienes me entregaron su confianza y me mostraron que cada mujer tiene su sabiduría para parir y a mi familia por el apoyo para que mi entrega sea total.
Han pasado 13 años de este trabajo lleno de emociones en Samaipata, “tierra de nacimientos”.
¨Somos mujeres, cada una en su búsqueda individual del embarazo, parto y crianza respetada nos encontramos en tierras fértiles del valle nutriéndonos, acompañándonos y pariendo a nuestros hijos con respeto, amor y comunidad, empoderándonos de nuestro momento y confiando en la vida y las personas que elegimos de compañía. Así nacieron nuestros hijos y así contagiamos entre nosotras esta poderosa confianza en una misma.
Samaipata comenzó a ser el lugar al que llegar a parir de muchos viajeros, y nosotras las mamitas que se animaban a acompañar. Todo se dio con una mágica naturalidad y armonía.
En cada parto aprendíamos algo, después de cada parto queríamos saber más y cada vez nos sentíamos más seguras y con más herramientas. Parteras y mujeres sabias nos dieron libros, y así fuimos y vamos aprendiendo el uso de plantitas medicinales, movimientos y sobre todo el respeto de dejar ser a cada madre en su momento.
Pasaron 13 años desde que esto comenzó a ocurrir, han sido muchos los partos, han sido muchas las historias.
Frente a esta realidad nos vemos en la necesidad de unir nuestras fuerzas y saberes, y organizarnos para llegar a más familias y así empoderar a las mujeres a tomar decisión sobre su embarazo y parto, sea que tengan parto en casa u hospital, que estén informadas.
El primer paso en este camino sería certificarnos como parteras empíricas y después las puertas para muchos proyectos se abrirán.
Soñamos con tener un espacio donde dar charlas y talleres donde pueda llegar todo tipo de gente, llegar a las mujeres bolivianas y no ser solo las parteras de la comunidad extranjera. Esto se está logrando pasito a pasito ya que no contamos con apoyo financiero, todo se va dando gracias a nuestro esfuerzo y amor a esto, y claro, gracias a nuestras familias que nos apoyan incondicionalmente sabiendo que este camino va a dar lindos frutos.”