CHICAS MALAS
Velas que se derriten en aceite, masajes calientes, todo, comestible para el placer. Los juguetes sexuales son tantos como la imaginación. Lo importante es la libertad de las mujeres sobre su propio cuerpo. En una de esas, allí abajo descubren el máximo placer. Y ojalá ese sea un logro democrático. Que tocar el cuerpo femenino sea únicamente para amar y gozar.
“El orgasmo es una conquista femenina de hace muy pocos años.
El poder también. Y, por algo, los dos molestan”
Luciana Peker
Alejandra no estaba desnuda, pero su objetivo inicial era incomodar al curso, a la profesora y a la universidad entera con su tarea. La consigna de la materia era crear una identidad y comunicación corporativa para una marca nueva, y su idea fue tan intensa y novedosa para nuestro medio que pasó a convertirse en proyecto final. Los jurados de tesis, la tutora, su carrera y quizás hasta el rector debían revisar el proyecto de grado y el primer plan de negocios que se llevó a cabo en la Universidad Privada Boliviana: una tienda de juguetes sexuales.
Sus docentes posiblemente tuvieron que leer y pensar en la calidad y garantía de dildos, plugs anales, vibradores, collares de pareja, perfumes de feromonas, anillos, objetos bondage, aceites, lubricantes, en fin, todo sobre el diálogo del clítoris con un sinfín de accesorios que hacen florecer la sonrisa vertical. Alejandra recuerda que el día de su defensa externa, estaba demasiado nerviosa porque no sabía quién llegaría para evaluarla. De pronto, vio llegar a una señora que podía ser muy conservadora. Se asustó, sudó frío, pero su alma volvió al cuerpo cuando la mujer se sentó, la miró y le dijo: Cuando abras la tienda, me avisas, porque ¿si la piensas abrir, no?. Así es como Alejandra Pacheco, después de graduarse con excelencia, 100 sobre 100, abrió La Petit Mort.
El universo que desde hace nueve años Alejandra nos ha regalado a las mujeres y a algunos hombres en la ciudad de La Paz tiene otro punto inicial: una tienda en la ciudad de Los Ángeles. Cuando era más jovencita, Alejandra se quedó más que sorprendida e inspirada con las posibilidades que te puede dar un juguete descrito como si se tratara de un objeto doméstico cualquiera. El lenguaje de la sexualidad tiene sus formas y éste es el que quizás una puede encontrar al fijarse en los detalles de la tecnología del orgasmo:
- Función: enchufe anal/masaje de estado, número de modelo: RY0050, energía by: 2 pilas AAA (no incluidas).
- Paquete: embalaje discreto, Tipo: g-Spot
- Impermeable: 100% resistente al agua (no incluye vibrador), Certificación de calidad de los productos básicos.
- Material: metal. Tipo de artículo: vibradores. Tamaño: como se muestra.
- Característica: vibrador de cuentas dildo, imagen obscena: no.
Parece frío, pero no lo es porque la tecnología de los juguetes sexuales traspasa la fantasía y la experiencia. Viajemos en el tiempo y vayamos a la vida íntima de Cleopatra quien habría llenado con abejas unas calabazas huecas para producir vibraciones en su clítoris. Pasemos por la historia clásica del vibrador, que aparece como un objeto terapéutico a principios del siglo XIX, para tratar la histeria, una de las “enfermedades” femeninas en la época victoriana. Por supuesto que después vino la liberación y el boom de la masturbación femenina. Es un mundo por seguir descubriendo, un mundo que se ha inventado, reinventado, deconstruido y expandido en los lugares cosmopolitas y que ha aparecido lentamente en aquellas ciudades donde todavía se siguen persignando cuando escuchan la palabra coito, anal o vaginal.
Cuántas mujeres en nuestra ciudad habrán pasado mirando tu tienda con mal de ojo, le pregunto; pero ella no recuerda haber vivido algún tipo de señalamiento. Nadie le apuntó, nadie le hizo escándalo, nadie le hizo una campaña sucia para que cerrara la tienda. La U, por supuesto, fue su primer mercado, después la zona de San Miguel; la llamaban en privado, y al salir de su tienda la gente estaba encantada. En estos días de pandemia, por ejemplo, estuvo vendiendo juguetes a control remoto, con apps y todas esas herramientas que permiten combinar un juguete con el celular, y poder así jugar a distancia.
En estos días de pandemia, por ejemplo, estuvo vendiendo juguetes a control remoto, con apps y todas esas herramientas que permiten combinar un juguete con el celular, y poder así jugar a distancia.
El propósito universitario y honesto de incomodar fue transformándose con el tiempo. Esta chica de ahora 34 años, también docente y Jefe de Carrera de Marketing y Logística en la UPB, desea generar curiosidad, empujarnos, a que no tengamos miedo, a que conozcamos un nuevo mundo y que aprendamos a ver el placer como algo genial. Le encanta dialogar, y de cuando en cuando la vemos vía streaming conversando con la sexóloga de La Petit Mort, Lorena Gutiérrez. Piensa que no sólo se trata de vender juguetería, ella no te hablará frontalmente del objeto. Piensa que es importante conversar respetuosamente sobre nuestras relaciones, trabajar en asuntos de aceptación y en la energía sexual.
Ya nomás me sube la temperatura cuando describe uno de sus accesorios. Me dice por Whatsapp: tenemos velas que se derriten en aceite para masajear, la pareja puede masajearte y esta vela también es comestible. Igualmente tenemos dulces que explotan en la boca o lubricantes que calientan. Alejandra piensa que los encuentros no deben ser sólo penetración, sino generación de todo el ambiente y la experiencia. —Es como aprender a comer bien, hay que disfrutar del proceso de comer—, dice.
Piensa que no sólo se trata de vender juguetería, ella no te hablará frontalmente del objeto. Piensa que es importante conversar respetuosamente sobre nuestras relaciones, trabajar en asuntos de aceptación y en la energía sexual.
Una se imagina entonces el sexo gourmet servido en cama, velas con feromonas, la línea de nuestra desnudez, soledades bienvenidas o acompañadas, pieles desnudas, olores desabrochados y lúdicos, cuerpos expandidos y de diferentes formas, dulce de leche y manzanas mordidas, de puntas y con la espalda salada, desmedidas e inolvidables, una lengua que lo prueba todo, una boca que aprende a comer cada vez que vuelve al postre, la sandía, el chocolate, el vino, golosas todas, relamiendo el espejo, mirando nuestros rostros, rompiendo el tabú, comiendo bien y con hambre.
¿Se imaginan la cantidad de historias que las mujeres paceñas le han contado a Alejandra? Puedo escribir un libro, dice. Un libro de anécdotas, miedos, inseguridades, historias graciosas, relaciones a distancia, todo lo que durante estos años se ha generado a plan de conversaciones. Tener un espacio para charlar sobre estas cosas sin culpa, sin miedo, de por sí ha hecho que diferentes generaciones, entre doñitas y chicas, suelten una carcajada tímida o desaforada. Cada cliente con sus complejidades.
–Los juguetes son accesorios que te liberan, que te enseñan, no son reemplazantes– cuenta convencida, pero no les da todo el crédito del placer. Miro mi mano con orgullo, pero también miro con asombro y envidia el nuevo producto que varias amigas ya solicitaron: el succionador de clítoris Curvy 2 Plus o el Love Breeze dorado (succionador de clítoris); ni qué decir del Booty Sparks Rainbow (plug anal). Con estos juguetitos, capaz, hasta una misma puede descubrir recién, en el 2021, su clítoris, y saber qué ocurre cuando, de verdad, lo encuentra.
Alguna vez le pidieron un columpio para sadomasoquistas y lo trajo de manera exclusiva. Alejandra estuvo en festivales, show romos y sexo ferias. Se concentra en productos americanos y europeos, descarta marcas desconocidas. Ella busca garantía y salud. Se fija en la calidad de todos los productos, de las siliconas, en vender algo que no se dañe, y si no funciona, lo devuelve, y te hace traer uno mejorado.
Alejandra es tan multitask que ha concluido una maestría en Global Media Manangment en Inglaterra, también fue cofundadora de HAPA (The Hollywood Academy of Performing Arts) donde se hace énfasis en la actuación y el desarrollo personal. Y ahora se está preparando para ser Health Coach y relacionarlo con la sexualidad. Decidió abrir mercado en Santa Cruz y comerse aquella ciudad a través de las redes sociales y vía virtual, con un lenguaje fresco, ya no para incomodar sino para mostrar las posibilidades de la felicidad sexual.
Y allí va, poderosa con su maleta de juguetes, chateando desde su oficina y recorriendo la ciudad, quizás incomodando a las silenciosas, mostrando sus productos perfectos para mujeres, para hombres, para parejas, para comunidades glbt; para todas aquellas altas y pequeñas que en estos días nos morimos por vivir de otra manera la experiencia del orgasmo, de la pequeña muerte, de la morte, de la petit morte.