Recuerdos de juventud en un río tarijeño. Una chacarera que evoca al tío predilecto. Así es imposible sacarse a Tarija del corazón.
¿Quién le ganaba en picardías y respuestas picantes? Casi nadie. Una de las pocas veces que alguien se le plantó y lo dejó quieto fue Rolando, mi primo.
— Nos vamos al río.
— ¿Acaso sabes nadar vos?
— Claro que sí, tío, y en muchos estilos.
— ¿Cuáles?
— Mariposa, de espaldas y pala…
— ¿Pala?
— Sí, pala mierda.
Y así, a tío Arcil no le quedó otra que sumarse a la carcajada general de la familia bajo la sombra del parral en casa de tío Rosendo. Rolando y yo salimos corriendo en una sola risa. Desde ese entonces, a cuál más bromista, el saludo entre ambos era:
— ¿Cómo está tío pala?
— Oh, ahí está el sobrino pala.
Y cosas por el estilo.
Un par de años después, el 2013, mientras yo escuchaba un álbum de Los Embajadores del Guadalquivir, empezó una canción que decía así:
Chacarera pal’ tío Pala
recibe este homenaje
volcado en una chacarera
que cuenta a los paisanos
lo que el tío Pala era
¡Se va la primera!
Casualidad. En 1989 el Chaqueño Palavecino tituló así, Pal’ tío Pala, uno de sus casetes a propósito de una de las 12 canciones de ese álbum. El tema no tiene relación con tío Arcil. Pero siempre al escuchar ese violín y la letra, lo evoco. Alto, nariz pronunciada, cabello cano, peinado hacia atrás, pantalón de tela, camisa clara, sombrero mediano, zapatos negros y principalmente ojotas. En fin, orgulloso entrerriano.
En 1989 el Chaqueño Palavecino tituló así, Pal’ tío Pala, uno de sus casetes a propósito de una de las 12 canciones de ese álbum. El tema no tiene relación con tío Arcil. Pero siempre al escuchar ese violín y la letra, lo evoco.
— ¿Quieren probar el mejor queso chaqueño? —nos dijo una vez a mi hermano y a mí.
Se dirigió a su ropero y sacó un paquete del tamaño de una caja de zapatos; estaba envuelto en una tela de saco de harina. Lo abrió como se descubre un tesoro. Alzó una navaja de su mesita de noche, hizo el corte y nos convidó una tajada a cada uno. De los mejores que probé, tenía razón.
El tío Pala cuenta
que en sus años mozos
para enamorarse
era muy dichoso
Qué decir. Parece la historia de su vida; pero eso es un capítulo aparte. Además de mamá, fue él, su hermano, quien marcó mi pasión por Tarija y su música.
El domingo 17 de marzo de 2019 conocí el mar. ¿Nadar estilo mariposa, lanzarme de espaldas…? Fue un día especial. Al volver al hotel tenía varias llamadas perdidas. Esa madrugada falleció el “tío pala”. Por la distancia no pude asistir a su despedida.
Sus últimos años los vivió en La Paz.