Fue uno de los fundadores de una de las bandas pilares del movimiento nuevaolero paceño, también dio vida a una muy extravagante agrupación de rock duro además de incursionar en el melódico ritmo tropical al frente de varias orquestas. Su vida estuvo llena de melodías que bombeaban desde su interior inquieto. Hasta que el lunes pasado, su cuerpo dijo basta.
domingo, 23 de agosto de 2020
Marco Basualdo
“Willy” Belisario Salgado nació en La Paz el 13 de febrero de 1951 y vivió sus años de niñez y adolescencia en el arraigado y activo barrio de Tembladerani. En la década de los años 60, cuando el muchacho aún se encontraba en colegio, el continente entero caería hipnotizado por la cultura del rock & roll que empezaba a adoptar a los jóvenes que rompían reglas como insignia de rebeldía entre castas conservadoras, “tener el pelo largo, vestirse a la moda y escuchar esa música no era bien visto en nuestra zona de costumbres más populares, algunos se burlaban”, recordaría “Willy” en las entrevistas que daría posteriormente como artista.
(…) “tener el pelo largo, vestirse a la moda y escuchar esa música no era bien visto en nuestra zona de costumbres más populares, algunos se burlaban”, recordaría “Willy” en las entrevistas que daría posteriormente como artista.
Hacia 1966, junto a su hermano René, jugaba con los instrumentos que apenas sabían tocar, imaginando a ser famosos interpretando ese naciente género, rebautizado como Nueva Ola, que había empezado a contagiarse entre la juventud boliviana, la cual se manifestaba en conciertos masivos organizados en espacios al aire libre. En un principio, el dúo familiar comenzó recorriendo las celebraciones de su zona cargando sus guitarras, dándose a conocer como músicos que interpretaban canciones tradicionales, aunque una segunda intención era dar con otros instrumentistas interesados en armar un grupo “nuevaolero”.
En esa tarea dieron con el baterista Héctor Cuencas, junto a quien fundaron el grupo Fort Star, para empezar a animar fiestas en su barrio y otras barriadas aledañas de la zona norte paceña. Fue justamente en una de aquellas presentaciones donde conocieron al cantante Mario Márquez, con quien empezaron a afrontar más seriamente la producción del hasta entonces trío. Con esa formación se rebautizaron como Four Star; ya eran cuatro, como los famosos y lejanos The Beatles, y así encararon una carrera que los tendría de protagonistas en los festivales organizados en la zona norte. Lo suyo era una propuesta que se agarraba de los ritmos inspirados en los grupos del movimiento farandulero argentino que tanto habían golpeado en el país, como Sandro y Los Gatos. Sin embargo, pese a su propuesta retadora nacida de un contexto normal y corriente, estos “nuevaoleros” solían chocar con los estigmas sociales tan propios de la sociedad paceña. El radialista y periodista de rock Daniel Salgar, en el documental Rock Mental, sobre la historia del rock boliviano, asegura que los Four en especial no tocaban en los encendidos boliches del centro de la ciudad, “pero ellos fueron capaces de generar un movimiento juvenil con seguidores de la zona norte. Los seguía mucha gente”.
Four Star; ya eran cuatro, como los famosos y lejanos The Beatles, y así encararon una carrera que los tendría de protagonistas en los festivales organizados en la zona norte.
La carrera del grupo daría como frutos cuatro grabaciones, con títulos como Se fue mi corazón detrás de ti, Horizontes y Muchacha baila así, canciones que aún hoy pueden ser escuchadas en bares y exiguas disqueras de las zonas populares de la hoyada. Four Star se disolvió oficialmente en 1974, pero los hermanos “Willy” y René tramarían otro proyecto, esta vez de rock pesado como mandaba la evolución y la moda, que incluiría al menor de la familia en la parte vocal, Carlos, con quien asumirían una estética más insurrecta influidos por la música de Deep Purple, Led Zeppelin, Black Sabbath, Uriah Heep y Focus, los iconos del rock más duro de la época. El nombre de la agrupación fue Mandrill, que logró registrar tres EP’s de composiciones rockeras y psicodélicas con títulos como El sol entra por mi ventana, Buscando mi destino y Sombras tan oscuras.
Pero el medio local nunca había sido muy generoso con los altos decibeles, “el rock lamentablemente no da como para enfocarse en una carrera como sustento de vida”, dijo alguna vez el guitarrista. Por ello, siempre en familia, los Salgado decidieron incursionar en varias agrupaciones de cumbia, la más famosa de nombre Anaconda, aunque tuvieron algún que otro retorno con los Four Star en conciertos para nostálgicos junto a otras bandas como Los Signos y Los Grillos.
Pero el medio local nunca había sido muy generoso con los altos decibeles, “el rock lamentablemente no da como para enfocarse en una carrera como sustento de vida”, dijo alguna vez el guitarrista.
En enero del 2009, la Brigada Parlamentaria de La Paz le hizo llegar un reconocimiento como Maestro y cantautor pionero de la música en nuestro país, al que le siguieron otros reconocimientos del SENAPI (Servicio Nacional de Propiedad Intelectual), ABAIEM (Asociación Boliviana de Artistas, Intérpretes y Ejecutantes de Música), SOBODAYCOM (Sociedad Boliviana de Autores y Compositores de Música), por su trayectoria musical y aporte a la cultura, además de la distinción de parte del Ministerio de Culturas y Turismo, en noviembre de 2017, por su colaboración a los valores culturales nacionales.
“En los últimos años estuvo preparando un último disco que iba a salir de forma instrumental, con versiones de uno de los grupos que más le gustaba, The Ventures. Ya llevaba varios años en ello, pero nunca se terminó de concretar; necesitaba un estudio para masterizar cinco canciones ya grabadas, él ya había registrado las guitarras, el bajo y el órgano Hammond. Pero no pudo ser; se iba a titular “Four Star – Sin palabras”, explicó dolido su hijo Franco.
“En los últimos años estuvo preparando un último disco que iba a salir de forma instrumental, con versiones de uno de los grupos que más le gustaba, The Ventures.
Y es que hace algunas semanas, una enfermedad de base hizo zozobra ante los síntomas del Covid 19 que atacaron a “Willy”. El pasado 17 su corazón dejó de latir. Y con él también se fue parte de la historia que se escribió al compás de nuestra música.
- Marco Basualdo es bonaerense, hijo de bolivianos. Como periodista, hizo del desarraigo uno de sus temas preferidos. Escribió Rock boliviano: Medio siglo, donde registra esa complicada aventura de los altos decibeles en el país.