Fotografía de Carlos Sánchez
Lidia trabaja junto a su esposo, un guía calificado para andinistas. Ella lo asiste en las salidas que realizan junto a turistas de todas partes del mundo. Lidia cocina, carga, prepara mate de coca y espera en el campamento el regreso de los excursionistas que, jubilosos, celebran su encuentro con la cima nevada.
Lidia quiere saber qué ocasiona esa euforia y pide subir. “Mejor no, es muy difícil para una mujer”, “además, ya tienes 50”, le dicen. Pero ella no ceja y anima a sus amigas, otras mujeres que cocinan y trabajan con sus maridos en las montañas, hasta que consiguen su apoyo, decididas a tocar la cumbre luego de más 20 años de llegar sólo hasta la mitad del camino.
Nos conocimos hace unos años cuando Lidia ya había logrado sus primeros picos. El primero fue el Huayna Potosí, “sólo para probar”, pero la chispa prendió y luego llegaron a las cimas del Acotango, el Parinacota, el Pomerape y el Illimani. Querían ganarle a las montañas más altas de Bolivia, incluyendo el majestuoso Sajama. El Aconcagua aún era un sueño lejano, aunque desde 2019 está cumplido.
Hoy, esta mujer indígena y chola le ha ganado a los límites que su entorno le impuso y ya está pensando en conquistar la montaña más alta del mundo. ¿Qué otras cosas deseas? “Motivar, no sólo a otras cholitas, sino a todas las mujeres”. Grande, Lidia.

Lidia Huayllas es escaladora y coordinadora de las Cholitas Escaladoras en Bolivia.